Capítulo 40: Hija de la Luna

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Vicky.

Me remuevo en la cama pero no consigo dormirme, suspiro y miro a Nicky, él duerme como si nada a pesar de estar todo torcido. Tiene la cabeza en mi dirección, un brazo bajo la espalda, el otro sobre su cuello, las piernas para un lado pero el torso en el sentido contrario, es... extraño pero según él es cómodo.

Pongo los ojos en blanco cuando comienza a roncar, salgo de la cama sin hacer ruido y paso frente a la habitación de la señorita Abigail, entro a la cocina y sin encender una sola luz me las ingenio para servirme un vaso de agua.

En silencio reviso cada rincón de la cocina en busca de algo para comer, sonrío al encontrar un paquete de galletas pero al momento de abrirlas emiten ruido, las miro con mala cara y tomo unas tijeras del cajón, pero eso no les impide seguir haciendo ruido, ¿por qué todo produce más ruido cuando todos duermen? Es injusto.

Cierro los ojos y corto la parte superior de un tijerazo, abro los ojos y echo una miradita hacia el pasillo, suspiro aliviada al no ver a nadie y con una sonrisita me trepo a la mesada a comer galletas.

Muevo los pies en el aire con tranquilidad mientras saboreo las galletas de chocolate, aunque siendo sincera, las de mamá son mejores; mando otra galleta a mi boca y le doy un mordisco pero me detengo antes de darle otro, acabo de oír un ruido en el pasillo, mastico con lentitud por si el ruido se repite y al cabo de un segundo lo vuelvo a oír.

Dejo las galletas y me bajo de la mesada en total silencio, me acerco a la pared y camino pegada a la misma hasta llegar a la entrada del pequeño pasillo, asomo un poco la cabeza y entre abro la boca al ver una figura de pie del otro lado de la ventana, me relajo al reconocer la figura de mamá pero arrugo el ceño al verla afuera, ¿no se había ido hace una hora? ¿Qué estará haciendo aquí?

Intercambio una mirada entre la puerta y la habitación de la señorita Abigail, ¿sabría ella que mamá vendría? Quizá... quiera pasar la noche con nosotros, quizá se sienta algo sola en ese volcán, quizá

Un escalofrío recorre mi cuerpo y por alguna razón dirijo mi mirada a mamá, ella está quieta mirando el interior de la casa pero lo hace de una forma extraña, como... si no fuera ella. Sin saber por qué mi corazón comienza a latir más rápido de lo normal, hay algo que no está bien con ella, en especial en la forma en la que mira el interior de la casa, es como si esperara pacientemente a que algo cambie para poder actuar.

Y lo confirma al ladear la cabeza y negar con lentitud de forma escalofriante, es como.... si supiera que estoy ahí, mirándola directamente sin poder mover un solo músculo. De repente siento haberme paralizado solo con su presencia, mi corazón martillea en mis oídos y mi respiración se vuelve pesada, no me gusta la forma en la que me está viendo, y quiero salir corriendo hacia la habitación para ocultarme bajo las sábanas, o gritar por ayuda pero... no puedo hacerlo, su mirada fija no me lo permite.

Ella apoya una mano en el cristal y la desliza con lentitud, dejando un rastro de algo negro y viscoso pegado en el mismo, mi pecho sube y baja con rapidez y mis ojos se húmedecen, sin más cierra la mano y de un solo movimiento rompe la ventana provocando un gran escándalo, suelto un grito y corro lejos del pasillo en dirección a la sala pero ella es más rápida y aparece frente a mí, choco contra su cuerpo y caigo al suelo con fuerza.

En ese momento las luces de la sala se encienden y puedo ver su rostro, tiene la boca entreabierta enseñando sus afilados colmillos y sus ojos verdes lucen fríos al verme, pero lo más escalofriante es su boca y ropa manchada por una sustancia negra y viscosa, igual a la de la ventana.

Con el miedo en los ojos me arrastro lejos de ella, pero avanza con tranquilidad sin darme ventaja de escapar, justo cuando está por dar otro paso es lanzada con fuerza por la habitación, el señor rubio y su hermana de pelo rojo aparecen y se abalanzan sobre mamá, en el momento justo en el que ella se levanta y emite un rugido escalofriante, ellos dos empiezan a pelear con ella tratando de evitar que se acerque a mí, me quedo quieta con lágrimas en los ojos viendo como mamá se comporta como un animal salvaje.

DeimonWhere stories live. Discover now