💄 10. Superman 💄

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Antes de irse a la cama, Nina se tomaba un yogur mientras observaba a Adrián quitarse la camisa de espaldas a ella y cuando su piel quedó expuesta, se sorprendió al ver aquella parte de su cuerpo. Sus músculos sutiles no eran como los de Héctor, que se jactaba de acudir todos los días al gimnasio para mantenerlos. No era un descubrimiento para ella el aburrimiento que sentía nada más pensar en el segundo, sobre todo si tenía en cuenta las ganas de aprender que tenía Adrián. Y no solo eso, imaginarle completamente a su merced le provocaba cierto cosquilleo placentero en la zona baja de su vientre. Llevaba varios días pensando en él mientras se masturbaba y una de las imágenes que más se repetía en su cabeza era la del chico de rodillas frente a ella. ¡Cuánto deseaba que se hiciera realidad!

Terminó y tiró el envase a la papelera antes de inspirar hondo y salir de la cocina. En ese instante, Adrián estaba desabrochando los botones de su pantalón.

—¿Vas a acostarte ya?

Era bastante tarde, pero Nina no tenía sueño. Quizá él sí.

—¿Tienes algún plan mejor?

—Se me había ocurrido que podríamos conocernos un poco más...

—Es buena idea —respondió él, que tampoco estaba cansado ni tenía sueño—. ¿Se te da bien hablar sobre ti misma? Porque si no es el caso podemos hacernos preguntas.

—Me gusta eso de hacernos preguntas. ¿Quién comienza?

—Si hay algo que quieras saber sobre mí, tú. Si no se te ocurre nada, puedo hacerlo yo.

Los dos se contemplaron en silencio unos segundos. Nina pensaba en qué preguntarle y, aunque una cuestión rondaba su mente de forma insistente, la desechó. No deseaba empezar tan fuerte, no cuando se había propuesto ayudarle a olvidar.

—Empezaré por algo sencillito —dijo ella al fin—. ¿Cuál es tu color favorito? Puedes decir hasta dos en caso de que te gusten varios.

—Quizá lo hayas podido intuir ya: son el negro y el blanco.

Por supuesto que lo había intuirlo. Al echar un vistazo a las fotos que tenía Adrián en la red social se percató de que casi siempre usaba los mismos colores, aunque hubiera algunas excepciones.

—Algo he podido adivinar, sí. —Nina dejó escapar una risita—. Los míos son el celeste y el negro, pero eso no significa que deje de lado otros colores... De hecho, me gustan varios, pero creo que esos son los que más.

—Es que el negro tiene cierto encanto irresistible —comentó Adrián.

—Personalmente, creo que el encanto lo tiene quien lo porta. Tú, por ejemplo, tienes cierto encanto irresistible cuando vistes de negro, sobre todo si llevas camisa.

—Ahora soy yo quien se siente halagado. —Esbozó una sonrisa.

Nina le restó importancia con un movimiento de su brazo derecho.

—Yo siempre te diré la verdad. Está en ti sentirte como quieras —le dedicó un guiño.

Durante unos instantes, Adrián permaneció en silencio mientras la observaba. Ella aprovechó para sentarse en el sofá, algo que él hizo también. Se puso cómodo y aprovechó para pensar en lo que Nina le había dicho. Si lo unía con lo vivido previamente, las posibles dudas que pudiera tener se disipaban. Solo le quedaba ser directo y preguntarle para asegurarse de que no estaba entendiendo mal las cosas, pero lo haría más adelante. En ese instante le interesaba conocerla un poco más, aunque las preguntas fueran básicas e incluso estúpidas.

—¿Prefieres pizza o hamburguesa?

—Una buena pizza de atún y beicon o de cuatro quesos, que son mis favoritas, además. Las hamburguesas no es que no me gusten, pero si me das a elegir... pues eso.

Placer culpable  [#PGP2024]Where stories live. Discover now