💄 21. Segura 💄

52 4 0
                                    

Las ganas de Adrián iban en aumento cuanto más tiempo pasaba sin que Nina le permitiera acercarse. La única que tenía ese privilegio era ella, pero tampoco lo hacía salvo que quisiera decirle algo al oído. Para llevar a cabo el juego, decidió llevarle al parque de María Luisa, donde había lugares en los que podrían actuar sin que nadie los viera. No obstante, prefirieron comenzar en un sitio público por el morbo de ser observados mientras se sometía a sus deseos. Su objetivo no era exhibirse, solo comprobar hasta dónde era capaz de llegar Adrián. Decidieron sentarse en un templete del estanque de los patos, aunque no lo hicieron uno al lado del otro. Nina le ordenó que se quedara a cierta distancia, sin importar si llegaba algún desconocido que se sentara a su lado.

Él no dejaba de mirarla mientras ella, con aire pensativo y de espaldas a él, observaba el reflejo que se proyectaba en el agua. Instantes después se giró para sentarse de brazos cruzados con la intención de realzar sus pechos bajo el jersey color café y fue entonces cuando se percató de que alguien se había sentado al lado izquierdo de Adrián. Aquello le impedía ejecutar su plan inicial, pero por suerte contaba con un plan b. Esbozó una sonrisa sutil, preparada para aumentar un grado la intensidad del juego.

Tiempo atrás establecieron un código no verbal para lugares públicos o momentos en los que no pudieran comunicarse mediante palabras. Ese día lo pondrían en práctica por primera vez y eso emocionaba a Nina más de lo que quería admitir. Con el rostro serio, dirigió una mirada al desconocido y después a Adrián, que asintió levemente sin quitarle la vista de encima. Estaba tan cerca del hombre que se interponía entre ambos, que en su mente se dibujaron varias situaciones en las que existía la posibilidad de que escuchara los jadeos de Adrián. Con eso en mente, situó el dedo índice de la mano derecha sobre sus propios labios cerrados para deslizarlo con lentitud por la barbilla, el cuello y el pequeño escote, hasta detenerse por debajo de su pecho. Ambos miraron con disimulo al hombre, que estaba demasiado concentrado en la lectura de su libro, y al comprobar que no tenía intenciones de levantar la vista, él se quitó los dos primeros botones de su camisa blanca. Nina pasó la lengua por sus labios antes de tragar saliva. Bajó el brazo hasta su regazo y juntó sus manos sin dejar de observar a su sumiso, tan obediente, pero desafiante a la vez. La forma que tenía de mirarla no era la que antaño experimentó con otros, pero no le desagradaba. A fin de cuentas, no la desafiaba, solo la estaba desnudando con su mirada.

En el momento en el que pretendía concederle el permiso que él tanto ansiaba de acercarse, el hombre desconocido cerró el libro, lo guardó y se marchó, no sin antes despedirse de ellos. Cuando lo perdieron de vista, Nina, con toda la serenidad de la que pudo hacer acopio, le indicó que se sentara a su lado.

—Gracias, mi señora —le susurró al oído en cuanto se colocó a su derecha.

La voz de Adrián le encantaba, pero más disfrutaba cuando le hablaba en susurros. Un escalofrío la recorrió de arriba abajo al notar su cálido aliento en el cuello y tuvo que contenerse para no hacer algo indebido a la vista de cualquiera.

—Relájate, te lo has ganado —señaló sus piernas para que echara la cabeza sobre ellas si quería. Él lo hizo, lo que provocó una sonrisa de felicidad en Nina—. ¿Cómo te sientes? Me habría gustado profundizar un poco más, hacer algo más atrevido, pero nuestro acompañante se fue antes de tiempo. Una pena, la verdad.

—Tengo curiosidad por saber lo que habríamos hecho.

Aunque no había nadie alrededor que pudiera escucharlos, ella bajó la voz.

—Te habría provocado hasta arrancarte un profundo jadeo de las entrañas —mientras hablaba con lentitud, acarició su pecho por encima de la camisa, sin llegar a tocar la piel expuesta—. Con eso me conformaba, no era mi intención montar un espectáculo.

Placer culpable  [#PGP2024]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ