💄 19. Vulnerable 💄

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Esa misma noche, tal y como hablaron al mediodía, Adrián fue a casa de Nina tras decirle a su tía que iría con sus amigos a una discoteca. No le gustaba decirle mentiras, pero no se sentía preparado para contarle aún que tenía una relación con Nina, mucho menos si esta no se lo había confesado aún. ¿Cómo le diría que iba a verla y que pretendía pasar la noche con ella? No estaba seguro de que eso sucediera, pero tampoco de que no; tenía un buen presentimiento en ese sentido.

No le sorprendió encontrarla ataviada con una bata negra de mangas cortas que solo le cubría la zona superior y parte de las piernas, por encima de las rodillas. El tiempo estaba mejorando y eso se notaba no solo en su atuendo, sino también en el ambiente, tanto exterior como interior. En cuanto Adrián cerró la puerta, Nina soltó la cinta que mantenía la prenda unida para ocultar sus atributos.

—Siéntate mientras preparo dos vasos de agua. ¿O prefieres otra cosa para beber?

—Agua está bien —respondió mientras obedecía y se sentaba en el sofá, ansioso.

Ella regresó instantes después y dejó los vasos sobre la mesita que había delante del asiento. En ese momento, Adrián se fijó en la ropa interior de encaje negro. Pasó la lengua por sus labios, sin saber qué esperar realmente de la velada. ¿La complacería como había hecho hasta ese día o pasarían al siguiente nivel? «¿Cuál será el siguiente nivel?, se preguntó mientras retiraba la mirada de esa zona. Esa era la primera vez que ella vestía así, pues en otras ocasiones ella vistió con camisa blanca o negra y pantalones. Él tampoco se había desnudado, o no lo suficiente al menos, lo que provocaba en él un anhelo indescriptible que esperaba saciar pronto.

—Por la tarde estuve hablando con Sofía y, por lo que me dio a entender, sería capaz de ayudarnos, incluso con tus padres, en caso de que formalicemos nuestra relación y a ellos no les guste la noticia —le contó mientras tomaba asiento a su lado—. Fuera del BDSM, claro. Para mí, la relación que tenemos ya es más que oficial, pero para los demás solo somos buenos amigos. Tal vez de los que se acuestan de vez en cuando, aunque en nuestro caso tampoco es así, pero para que nos entendamos.

—No creo que sea mala idea que se lo contemos. En los últimos días se ha puesto un poco pesada intentando sacarme información sobre nosotros, pero entendí desde el principio que no era algo que debía contar sin tu consentimiento.

—Has hecho bien —sonrió—, esto no es algo que se pueda ir contando por ahí. La mayoría de gente no lo entendería, y aunque estamos hablando de Sofía, la verdad es que ella no sabe nada sobre mis gustos reales en la cama. Solo lo sabe mi amigo dominante por razones obvias.

Al terminar, suspiró hondo y dejó que Adrián le tomara de las manos.

—Cuando te sientas preparada, se lo contaremos, y también a mis padres. Por ahora, disfrutemos de esto.

—Por cierto, antes de darte el collar, tengo que decirte algo: la sumisa de mi amigo se ha ofrecido a ayudarte y a enseñarte algunas cosas desde la perspectiva de la sumisión. Yo he aceptado porque creo que te vendrá bien para aprender y entender mejor cómo funcionan las cosas en el BDSM.

—Si es necesario, estoy dispuesto a aprender de quien sea necesario —sonrió.

—Me alegra saberlo.

Nina se levantó para ir a su habitación y, al regresar, lo hizo con una bolsa de tela en la mano derecha. Permaneció de pie, con la vista clavada en el objeto que había en su interior antes de contemplar al chico. Pasó la lengua por sus labios al notarlos repentinamente secos, mientras la mirada de Adrián se clavaba en ella con una intensidad impropia para dos amigos. Eran mucho más que eso y a la vez no.

Estaba a punto de suceder algo mágico, que no hacía desde hacía tiempo, y no estaba muy segura de cómo proceder. Su rol de ama fue sepultado años atrás y, aunque para los juegos de semanas anteriores se había logrado meter en el papel, parecía costarle decidir entre la ceremoniosidad y lo cotidiano. Al final eligió lo primero; ansiaba meterse en su rol de dominante, tenerlo de rodillas y obediente. Nada más de pensarlo, de imaginarlo, le temblaron las piernas y tuvo que serenarse antes de iniciar.

Placer culpable  [#PGP2024]On viuen les histories. Descobreix ara