💄 22. Acalorado 💄

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Una tarde en la que Aarón trabajaba en la sala de subastas, Lidia invitó a Nina al chalé. En cuanto se abrió la puerta, Nina supo que no se había equivocado al ponerse ropa deportiva, pues su anfitriona también la llevaba.

—Veo que vienes preparada —comentó Lidia como saludo.

Nina sonrió.

—Si vas a enseñarme un poco de defensa personal, es lo mínimo. No voy a venir en tacones y arreglada si es probable que pase más tiempo en el suelo que de pie —rio.

—Espero que no —Lidia también rio.

Después de entrar, Lidia la guio hasta una habitación de la planta baja, en la que había dos alfombrillas de yoga y varios utensilios para hacer ejercicio, además de dos cintas, una elíptica, un espejo enorme en una de las paredes laterales y varias pesas pequeñas. Nina intuyó que sería un pequeño gimnasio para ella.

—¿Quieres que empecemos ya o conversamos antes un rato? Hace tiempo que no hablamos de mujer a mujer.

—Si prefieres que nos pongamos al día antes de comenzar, adelante. Es cierto que hace mucho que no tenemos una charla de las nuestras.

Las dos se sentaron en el suelo y Lidia fue quien comenzó, directa a lo que le interesaba saber.

—¿Es un buen sumiso? Por lo que tengo entendido es la primera vez que se mete en algo así, ¿no?

Nina entendió, por su pregunta, que era una inquietud que rondaba su mente desde que sabía de la existencia de Adrián.

—Sí, es la primera vez que ejerce como tal, pero yo también estoy un poco oxidada... Podría decirse que estamos en igualdad de condiciones, pero hasta ahora se ha comportado bien. Al menos lo está intentando y es algo que agradezco.

—¿Y le has hablado de nuestra propuesta de enseñarle? —Nina asintió—. Entonces tienes que saber que el comienzo será duro, pues estaremos presentes y tal vez no os sintáis cómodos... ¿Serías capaz de dejarte llevar con nosotros delante?

—¿Crees que me importa que me veáis desnuda o en una situación incómoda? Parece mentira que no me conozcas, Lidia. Sabes perfectamente que me hago fotos eróticas que comparto con desconocidos que pagan por ello.

—Pero no es lo mismo, Nina —rebatió ella—. Prácticamente podríais tener sexo estando nosotros delante, ¿eso no te incomodaría?

Lidia tenía razón: no era lo mismo lo de las fotos que estar expuesta en directo ante dos amigos. Aunque compartieran con ella su forma de entender el placer, no estaba segura de querer compartir también algo tan íntimo. Sin embargo, y para su sorpresa, respondió:

—Creo que sí, pero también quiero comprobar hasta dónde somos capaces de llegar ambos. Quizá eso tengas que hablarlo con él cuando os conozcáis, porque no sé si Adrián esté dispuesto... Es quien más tiene que perder en ese sentido, me parece.

Lidia esbozó una sonrisa.

—Te aseguro que, si él es un buen aprendiz, os dejaremos solos pronto. Hacerlo aquí no es lo mismo que en un club de BDSM, en el que cualquiera podría veros dependiendo de las circunstancias...

—Por eso agradezco tanto vuestra intención de ayudarme. No quisiera llevarle a uno antes de tiempo y espantarlo.

—Si no lo has asustado en estas semanas, ¿crees que lo harás ahora? Me da a mí que ese chico está hecho para ser sumiso, aunque lo juzgaré adecuadamente cuando hable con él antes de la sesión.

Quizá tuviera razón, pero Nina no quería arriesgarse a perderlo después de todo lo que habían avanzado. En parte era por ahorrarse el tener que buscar a otro posible candidato, pero lo que más le importaba a ella eran sus sentimientos.

Placer culpable  [#PGP2024]Where stories live. Discover now