Club de strippers

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CAPITULO 4: "La búsqueda" 

PASADO

 REN

 — ¿Sabes que después de recorrer todos los clubs nocturnos de LA no te van a dar ningúnputo premio? — Critica Dave mi manager. Aunque su quejido sin sentido se esfuma cuandopierde la mirada en una de las bailarinas. 

—No estás obligado a seguirme las 24 horas, deje de ser un crio inútil hace más de 10 años.

 — ¿Bromeas?, soy tu manager, mi deber es velar por tu imagen, que debe ser tan pura comouna virgen católica. 

— Mi imagen seguirá siendo tan blanca e impoluta como siempre— refuto— llevo muchotiempo en este negocio Dave. 

— Y yo también — contrataca— Además no hace ningún mal cambiar de aires. 

— ¿Hablas de los aires de un club de strippers? 

— De todos los clubes de Strippers posibles.

Me acomodo en mi asiento, observando con curiosidad el ambiente del club, el olor a alcoholcon el perfume de damas, se mezclan en el aire y los neones de colores iluminan las sombrasdel lugar.

 — ¿Qué te parece? — pregunta Dave, con una sonrisa traviesa en su rostro. 

— Es como cualquier otro club de striptease— respondo honestamente.He visitado demasiados de clubes y he presenciado actuaciones de strippers en más ocasionesde las que puedo contar. Cada lugar parece ofrecer lo mismo: las mismas bebidas, el mismoestereotipo de mujer y la jodida rutina repetitiva que ya conozco de memoria.Sin embargo, no tengo más opciones. 

A pesar de haber explorado tantos locales y haber visto a innumerables mujeres realizar susactos, sigo sin encontrar a Mira.

 — ¿No te gusta la rubia? — pregunta señalando a la bailarina. 

— Es hermosa— respondo, tratando de ocultar mi indiferencia.La verdad es que estoy más interesado en la botella de whisky frente a mí que en la bailarina.Ella termina su actuación y se aleja del escenario. Me doy cuenta de que es hora de irnos.Me levanto del sofá y me estiro. 

— Vámonos— digo, sintiendo el cansancio acumulado del desastre que es mi cabeza ahoramismo. 

—¿Por qué mierda nos vamos, a penas llegamos? — interroga, mirando directamente altrasero de la nueva rubia bailarina. 

—Este es el último— indica. — Si ella no está aquíestamos jodidos. 

—Lo sé, gracias por recordármelo, pero Meredith...— ahora su mirada regresa a mi rostro,es interesante el pavor que le tiene a mi hermana. 

—Ella lo entenderá — suplica— Sino encuentras a Mira...aquí. 

—Toda la búsqueda será una pérdida de tiempo y en ninguna de mis opciones estarendirme— Agrego. 

—Me alegra que la hayas captado — estira su brazo y la bailarina se enrosca en sus brazos. 

Vale lo he perdido, está completamente embelesado por ella.Es su tipo, tan rubia y tan alta como su ex mujer, así que comienza a hacer esfuerzos porquedarnos un poco más e insiste con la sonrisa más sincera que le he visto en estos últimos3 meses.Talvez estoy presenciando el acto de su futura esposa número 3, por el bien de esa única sonrisa genuina que le he visto, acepto su petición y lo dejo solo conla mujer. Me alejo y me aventuro por el lugar. 

Desciendo por las abarrotadas escaleras, enbusca del bar.Sábado no es precisamente el mejor día para encontrar paz y la única forma de paz quenecesito ahora es a través de una bebida.Las miradas de muchas mujeres se clavan en mí, es obvio que me han reconocido, y lossusurros entre ellas hacen más evidente que pronto vendrán acechándome.En menos de cinco segundos, me encuentro en medio de un grupo de mujeres. Les digoeducadamente que no quiero un baile en este momento y dar autógrafos aquí no es lo correcto,que seguramente sería agradable, pero no por ahora. 

Logro escapar ileso de la multitud.Cuando doy media vuelta, siento el impacto de alguien chocando a mi lado con un estruendo.Bajo la vista hacia el suelo, y mi corazón amenaza con salir de mi pecho. 

Es hermosa, de una forma completamente fuera de lugar. 

Su cabello castaño cae como una cascada a los lados de su rostro, y el rojo intenso de suslabios no hace más que llamar mi atención. El halo oscuro que rodea el café de su mirada leañade un misterio fascinante a la inocencia que se encuentra en sus ojos.Y justo eso, la inocencia que despliega, es lo que la hace resaltar como un jodido faro de luz. 

— ¡Puta de mierda! ¿sabes lo que has hecho? ¿Sabes cuánto valen las malditas bebidas? —su mirada está llena de horror, y entre murmullos le suplica.

—Lo siento... Yo... yo puedopagarlo... 

—novata ¿crees que esto lo puedes pagar? —aprieta su brazo con fuerza y comienza allevársela. Inmediatamente, lo detengo.Saco un fajo de billetes de mi bolsillo sin mirar la cantidad y se lo entrego. El rostro del tipocambia. 

— Es solo una camarera, señor —contesta, pero aún observa el dinero y retira su mano deencima. 

— ¿Sabe que por una suma mayor puede conseguir algo mejor de esta dama? —replica—.Bajo la mirada hacia ella, y su rostro sigue en estado de shock, su mirada desvía la mía. 

Vacío el contenido de mi billetera y se lo entrego.

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NECESITO ODIARTEWhere stories live. Discover now