Bambi

300 36 12
                                    

SADIE 

PASADO 

—No soy stripper— Busco algo de lógica en la mirada de bocadillo.Pero buscar algo que no existe es como tirar dinero al agua. 

—¿Crees que me interesa?, el tío ha pagado una pasta y sin Madame yo soy el jefe—responde con una risa socarrona.

—Ella...ella dijo que yo— intento decir algo— soy camarera. 

—¿Quieres dinero? ve gánalo y considérate afortunada, porque las bebidas que has perdidovalen más que cualquier mierda que tengas, te estoy dando la oportunidad desacarle algo a este puto desastre que has conseguido por tu cuenta — me sostiene del brazoy me mete a la habitación.

 El valor del dinero es más significativo que físico. 

Hojas de papel, que ahora mismo solucionarían todos mis problemas. 

No puedo decir que no. 

No hay nada más que esto. 

Y para la gente que no tiene nada. 

El dinero es la oportunidad de cerrar el círculo de miseria e infelicidad, la esperanza de algo,aunque sea mínimo. 

Con las manos temblando de nervios, trago saliva con esfuerzo y continúo. 

La habitaciónestá escasamente iluminada, pero su presencia capta mi atención de inmediato.Sé quién es él.Todo el mundo conoce su nombre.He oído rumores, pero ninguno se compara a lo que alguna vez escuché. 

Gente como yo nunca se mezcla con personas como él; nuestros mundos nunca han estadodestinados a cruzarse, más que algún tipo de fantasía inducida por mí misma.Y, sin embargo, aquí estoy, en esta habitación, a su lado.Él ha pagado por mí.La incomodidad me traspasa hasta los huesos, cuando tomo asiento a su lado en el sofá deterciopelo rojo, escucho el sonido de mi pulso y como mi corazón golpetea contra mi pecho.El sonido del carraspeo de su garganta llena la habitación. 

Él se gira hacia mí y extiende sumano. — Ren, un gusto — dice con una sonrisa encantadora. 

—Se...si yo sé. Quien eres— contesto de inmediato, estrechando su mano.Le he seguido la pista toda mi vida, desde sus primeros días en Disney Channel, viendo cadapelícula cursi, escuchando cada nueva canción, viendo cada nuevo video, cada premiación. 

Estoy segura de que podría rastrear hasta lo que comió apenas hace unas horas si me lopropusiera.El calor de su mano contrasta con la mía, que está completamente helada debido a los nervios. 

Ren nota esto y regresa la mirada hacia mi rostro, buscando algo en mi expresión. Cuandofinalmente soltamos nuestras manos, él habla directamente.— ¿Eres nueva aquí? — su voz es suave y cautivadora, su mirada profunda y penetrante.Su pregunta me deja más helada de lo que estoy... ¿Acaso es tan evidente? 

— Sí, lo soy.

 Él se inclina un poco más cerca de mí— No pareces una stripper.

 Mi rostro se sonroja ante su observación. —soy consciente de ello. 

En este mundo existen 3 tipos de personas:Aquellas que nacen hegemónicamente privilegiadas, aquellas como yo que anhelamos serloy otras que hacen todo lo posible para alcanzar aquel privilegio.

 Ren ...no solo nació con aquel privilegio que muchos deseamos, es del tipo de personas queno entra en ninguna categoría, el brilla.Y hace que los demás admiremos todo aquello que nunca seremos. 

— No estoy tratando de incomodarte, solo... te ves fuera de lugar y... —se acomoda en elsofá, su cuerpo está tan cerca del mío que puedo sentir su cálido aliento. 

—¿Qué..e es lo que quiere de mí? — inquiero nerviosamente, pero de inmediato mearrepiento.Este es mi único trabajo y voy fracasando rotundamente. 

El tipo acaba de pagar una fortuna por mí y lo menos que debería ser es "yo misma".Ren se acomoda en su asiento y me mira detenidamente. 

— Me refiero, ¿qué es lo que deseas, para que yo pueda ayudarte? — trato de arreglarlousando un tono más amable.Sumisa, agradable, disponible... lo que sea que ellos quieran de una mujer aquí, soy esa, soyHannah. 

—No espero un baile de ti — admite Ren con calma, y siento cómo se me hiela el cuerpo deinmediato. Sé que en este lugar se realizan otro tipo de acuerdos, pero yo no accedí a eso.

 Siento un nudo en mi garganta— ¿Qué quiere entonces?

 Ren se inclina más cerca de mí— En realidad, solo quería un poco de compañía. A veces,estar rodeado de tanta gente me abruma, y tu presencia me resulta refrescante. 

—No creo que yo pueda darte lo que buscas.No vendo mi cuerpo, por dinero.Soy virgen...ni siquiera sé que rayos hago aquí o porque siquiera Madame me escogió. 

Dinero...me recuerdo a mí misma. 

— No pienses demasiado al respecto, estabas asustada. Decidí hacer mi parte y sacarte deallí. Haz lo que quieras, aunque no te recomendaría dormir en esa cama — señala hacia unrincón de la habitación. — Probablemente no la hayan lavado a pesar de lo que cobran eneste lugar. 

— ¿Tú... pagaste por...por lástima? — pregunto, incapaz de ocultar mi sorpresa.Ren sonríe y se levanta. Camina hacia el mini bar y se sirve un poco de whisky. 

— ¿Temolesta?, no lo catalogaría como "lastima", pero los ojos de Bambi y la cara de desesperaciónayudaron un poco, no creas que todo se trata de ti. También necesitaba un escape de todo esetumulto de personas. 

— No yo no, creo no sé qué decir... ¿gracias? 

—Solo déjame beber toda la noche hasta que me olvide un poco de la mierda de lugar en elque estoy, sin ánimos de ofender. 

— Lo entiendo — respondo, tratando de relajarme. 

Ren sonríe de nuevo y, mirándome fijamente, dice— Me agradas, Bambi.

NECESITO ODIARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora