B| ❛When I walk in the room
I can still make the whole place shimmer❜
̖́ ‧♡✩
Donde Alejandro y Emilia se ven envueltos en un ship ficticio, gracias a una confusión entre el jugador y una uva para vinos.
O
Do...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
│ ┆ ✐; lisandro & martina.
UNA CABELLERA RUBIA DESCANSABA CONTRA EL RESPALDO DEL SILLÓN. En la pantalla de la televisión se reproducía un capítulo de Modern Family. Hacía una hora y media había terminado con su hora de trabajo.
El reloj en la pared marcaba que casi serían las cuatro de la tarde. El cielo de Manchester estaba oscuro y algo nublado. Los últimos días hacía un frío de la puta madre.
Martina ya no tenía su típico resfriado cuando ocurría los cambios de temperatura.
—¡Llegamos gorda! —La voz de su novio se escuchó tan pronto entró a la casa.
Aquel día habían llamado a los jugadores del Manchester United para que vayan unas horas más tarde, lo que ocasionaba que terminasen más tarde.
—¿Cómo les fue? —preguntó Mar, sin dejar de ver el capítulo.
—Me duele todo —habló Alejandro, acercándose a ella para saludarla.
No era la primera vez que Garnacho aparecía en su casa. Licha prácticamente lo había adoptado y lo llevaba a todos lados con él. Martí podía notar la emoción que poseía su novio al querer que el adolescente juegue para la selección argentina.
—¿Por qué los hizo ir más tarde? —inquirió la rubia, volteando a ver al chico que tenía pequeños pedazos de pasto en el pelo.
—No nos dijeron —respondió, encogiéndose de hombros, mirando la serie que miraba la argentina.
—Hacía mucho frío a la mañana —habló Lisandro, entrando a la sala, trayendo dos platos con la comida del almuerzo que Martina les había dejado—. Han querido seguir durmiendo seguramente.
—Dudo que alguno de ustedes se haya quejado de eso —se burló la rubia, sentándose en forma de indio, debajo de la manta roja.
Licha sonrió y dejó un beso sobre la cabeza de su novia, antes de sentarse a su lado.
—¿Comiste? —inquirió, recibiendo una respuesta afirmativa de su parte.
Martina volteó a ver al chico, evaluando si hacer la pregunta o no. Sin embargo, la curiosidad terminó apoderándose con ella.
—¿Y vos qué onda?
—¿Qué de qué? —preguntó confundido, Alejandro, con la boca llena.
