│ ┆ ✐; el amor, el amor.
EL OLOR A POCHOLOS DULCES INUNDABA EL DEPARTAMENTE DE EMILIA. Los dejó enfriarse un poco en un bowl, mientras Sabrina iba en busca de la vecina, en frente de su departamento.
Unas semanas después de mudarse, conoció a la mujer, Sophie; una mujer de casi 83 años, quién vivía sola en un departamento enorme. En solo una hora le había contado la historia de su vida.
Era la cuarta hija de seis hermanos; su papá había fallecido en una fábrica y su madre, posteriormente, por un ataque al corazón. Su hermana mayor, Claire, se hizo cargo de sus hermanos —más bien de los que no quisieron quedarse atrapados en un orfanato.
Perdió el contacto con algunos de ellos, tras la separación. No obstante, cuarenta años más tarde, buscó información de ellos. Algunos seguían vivos, luchando el día a día de la vida; mientras otros habían fallecido por causas naturales o accidentes.
Conoció a un hombre maravilloso, con quién se casó y tuvo tres hijos. Tres hijos que venían a visitarla cuatro veces al año —con suerte—, simplemente para dejar a sus hijos al cuidado de la anciana.
Su marido también había fallecido, hacía unos cinco años. Lo único que la tranquilizaba era saber que su muerte había sido pacifica y no como en el caso de su familia de sangre.
El día que la conoció, Emilia había cocinado para ella sola y le había errado a las cantidades; acostumbrada a cocinar en cantidad para su familia, luego de un día de trabajo.
Intentó meter todo en distintos tapers que tenía revoleados por la cocina. Sin embargo, cuando creyó terminar, le quedaba un cuarto de olla para guardar. Cansada, lo metió en un plato y lo envolvió en papel film.
Caminó hasta la puerta frente a su departamento, tocó la puerta y el resto fue historia.
—¿Qué vamos a ver hoy, querida? —inquirió la mayor de las tres, en un tono bajo y lento, siendo acompañada de Sabrina hasta el sillón beige.
—"El Descanso" —respondió Emi. Dejó varias cosas en la pequeña mesa de la sala, desde cosas que tanto ella como Brina podían masticas hasta lo que Sophie podía—. A mi mamá le fascina, la ve todo el tiempo que la pasan por la tele.
Sophie alzó una ceja.
—Hay un inglés —admitió la morocha.
La anciana se alegró de oír aquello y se dejó caer contra el sillón, preocupando a la castaña en el proceso.
—Aw, te preocupaste —La británica jaló la mejilla de la argentina, burlándose de ella.
—No es gracioso, Sophie —regañó Brina.
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bejeweled; alejandro garnacho ⁴
FanfictionB| ❛When I walk in the room I can still make the whole place shimmer❜ ̖́ ‧♡✩ Donde Alejandro y Emilia se ven envueltos en un ship ficticio, gracias a una confusión entre el jugador y una uva para vinos. O Do...