B| ❛When I walk in the room
I can still make the whole place shimmer❜
̖́ ‧♡✩
Donde Alejandro y Emilia se ven envueltos en un ship ficticio, gracias a una confusión entre el jugador y una uva para vinos.
O
Do...
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Inglés: curisva.
Italiano: comentarios.
│ ┆ ✐; sonrisa tonta.
UNA SONRISA APARECIÓ EN EL ROSTRO DE EMILIA. La pantalla del celular aún permanecía encendida, enseñando el último mensaje que envió —una foto de Barbie tomando limonada de un vaso gigante.
Mordió su labio, levantando la cabeza hasta el espejo frente a su cama.
Instantáneamente borró la sonrisa tonta.
—Hell no —murmuró para sí misma, apagando la pantalla y arrojando el celular sin cuidado. Sacudió la cabeza y se levantó de la cama.
Había llegado a su casa hace dos horas, luego de que Licha se ofreciera a dejarla; luego de varias insistencias en que la dejase a unas cuadras y desde ahí llamaría a su amiga.
Dos horas antes...
Emilia volteó a verse con Alejandro, y frunció el ceño.
No hacía falta que la argentina abriese la boca y soltase todo insulto escuchado y creado hacia el jugador del United. Garnacho había oído cada uno de ellos en el fondo de su cabeza, con tan solo ver el verde oscuro de sus iris.
—No sé de dónde salieron —habló con sinceridad.
Los dos veinteañeros de los asientos delanteros compartieron una mirada, y subieron sutilmente el volumen de la canción que sonaba en la radio: "Style", para no oír la conversación —más bien discusión— que se llevaría a continuación.
—Ajá —asintió con ironía, la morocha.
—Estoy siendo sincero —repitió con la mirada fija en ella.
Emilia bufó. Apartó la mirada del español-argentino y cruzó los brazos como su pecho, lo máximo que podía ante la gran cantidad de ropa que tenía encima.
—Amor, vamos —murmuró Martina, golpeando la mano de Lisandro, al ver el multo de gente por el espejo.
Licha puso el auto en marcha y salieron de aquella calle, perdiéndose entre los demás autos. Los únicos sonidos que se oían eran las canciones que reproducía la radio, y el golpeteo de las uñas de Emilia contra la pantalla de su teléfono.
—¿Podrías seguir recto por las siguientes diez cuadras y dejarme ahí? —inquirió la morocha, hacia el defensor del United.
—¿Vivís por ahí? —preguntó Mar, luego de que Lisandro dijese que sí.
