Capítulo 8: Problemas como golpes de realidad

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Gun estaba hastiado con los últimos sucesos en la casa de los líderes.
Estaba siendo acosado por omegas. En especial por una omega de cabello castaño, que a simple vista notaba, le tenía un enorme resentimiento. También lo pudo notar hace dos semanas, después de una cita con el alfa. Había tres omegas esperando en el despacho de Off, insistiendo en tener una conversación, una a la que él no estaba invitado, alegando que estaban en contra de su relación.

Por parte de Off, solo quiso carcajearse con la situación, pero evitó hacerlo. Acepto tener una conversación con las omegas; cada excusa era mucho peor, no podía creer que estaba sentado escuchando tales declaraciones.

—Gun solo arruinará Lundrim

—No es nada inteligente, además, hay rumores de que ha robado.

—Él no es bueno Off, por favor date cuenta —finalizó Songi.

Off asintió a las palabras de las omegas, estaba desagradado con la situación. Dio una larga declaración de porque no dejaría a Gun y les dio un sermón de lo mal educadas que habían sido con el omega.

Gun —que se había quedado fuera del despacho— noto que la conversación había terminado como las mujeres deseaban, las miradas molestas lo decían todo.

Aquel día fue el comienzo del desastre que se avecinaba. Las omegas comenzaron a frecuentar visitas al señor Ming, que, por cierto, tenía muy claro que no le agradaba en lo absoluto desde que llegó a la casa. Mucho menos después de la discusión que tuvieron a causa de las omegas, cuando estas se habían atrevido a insultarlo.

—No permitiré que levantes la voz a mi hija —ese fue el momento en el que descubrió que una de las omegas era su hija—, es una total falta de respeto para la casa de los líderes.

—Estoy muy consciente del lugar en el que nos encontramos, no es necesario que me lo recuerde —miró impávido al hombre que sí se había atrevido a levantarle la voz—. Por otro lado, no permitiré que se hable mal de mí. En ningún momento he sido irrespetuoso con ustedes —declaró pasando a las mujeres que se encontraban tras el hombre—, pero no me limitaré a quedarme callado cada vez que sean irreverentes. Así que evitemos esos problemas y manténganse alejadas de mí.

Y justo cuando creyó que las omegas acatarán su orden, regresaron, con la misma cuartada: visitar al señor Ming, con ellas la insolencia. Tal como lo había prometido, no se quedó callado cada vez que una ofensa a su persona salía de sus bocas.

Era absurdo de solo pensarlo; tener que discutir con la ex omega de su prometido porque a esta no le parecía lo suficientemente bueno para estar con el alfa.

—Qué estupidez —Gun término de peinar su cabello, dejó salir un susurro contra el espejo de su baño.

Estaba arreglándose para su día, tan tranquilo como todas las mañanas, hasta que los pasos y murmullos de personas afuera de su habitación le colmaron la paciencia. No entendía cómo era posible que el alfa no se despertara con los ruidos de los zapatos caminando de un lado a otro y las voces. Ugh, demasiado irrespetuoso teniendo en cuenta que el cielo apenas estaba siendo iluminado por pocos rayos del sol.

Necesitaba empezar su día con una taza de té y los omegas fuera de su habitación no se los impedirían. Soltó un suspiro ante lo que se avecinaba y giró el pomo de la puerta.

—Cuándo me case con Off podrán venir cuando deseen.

Con todo respeto hizo una reverencia de cabeza a los presentes y se dirigió a las escaleras con intenciones de ir a la cocina de la casa. Esperaba que la visita de los omegas se quedara en solo una visita a la que él no debía prestar mucha atención.

El Omega Del Líder •||OFFGUN||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora