41.

1K 94 48
                                    




Sofia pov's.

Me desperté por una bella luz que se colaba entre la ventana. Ojalá hubiera sido así y no por los gritos de Charles y Arthur. Me tapé la cara con la almohada y solté un pequeño gritito de frustración. Pero me rendí, no era primera vez que dormía allí, sabia la rutina perfecta de esos imbéciles.

Me levante apenas, la cabeza me dolía mil, y todo me parecía molesto por eso mismo. Acerque mis pantuflas del rayo McQueen, y tome un gran suspiro de motivación a salir de mi habitación. Fabio ni sabia donde andaba metido, pero no me sorprendería si los otros dos idiotas le habrían hecho algo.

-Despertó la llorona – Me molesto Arthur una vez que me vio. Lo miré con cara de pocos amigos y me dirigí a la cocina, por algo de comer. Ayer había vomitado todo, y mi estomago hoy me exigía algo.

-¿los chicos? – Dije con medio pedazo de pan en la boca.

- Iug! – El rubio me miro con asco.

- ¿Qué? Tu haces lo mismo!

- Están fuera haciendo ejercicio – Me respondió divertido.

- Que fuerza de voluntad – Rodee los ojos. Tomé y comí lo que me quedaba y decidí ir a verlos.

- Yo que tú no saldría así – Me dijo Arthur antes de marcharme.

- ¿Por qué?

- Porque tus novios son hormonales y se te ve casi medio trasero

- ¿Me estas mirando el trasero Arturo Leclerc?

- Siempre que haya oportunidad – Le arroje lo primero que encontré, haciéndolo reír.

- Eres un puerco

- No es culpa mía, que te veas tan bonita al despertar

- Me llamaste la Llorona idiota, ahora este piropo no arregla nada

- Una Llorona guapa – Se rio y al marcharse dejo un beso en mi frente.

Rodeé los ojos, tomé una manzana que encontré y ahora si salí al jardín trasero para ver a esos machos entrenar. Malísima idea, si los hormonales eran ellos, yo no me quedaba atrás. ¿Debian entrenar sin camiseta?

Primero vi a Charles, levantando unas pesas, ese monegasco era guapo y aunque fuera mi amigo, lo miraba igual. Pero entonces mis ojos fueron bendecidos por dos franceses. Dios, diosito, si que eres grande. Ambos se veían jodidamente ardientes y a mi se me estaban a punto de caer solitas las panties.

-Hey! – Me llamo la atención Fabio. Me acerque a él, mientras masticaba la manzana para calmar mis hormonas. Este me escaneo de arriba abajo y me regalo una sonrisa. -¿Cómo te sientes?

- Mucho mejor – Dije intentando pasar desapercibida. Pero cometí el grave error de mirar al frente donde estaba Pierre, quien justo terminaba con las pesas y se cruzo con mi mirada curiosa.

Este me regalo una sonrisa, hasta que también me escaneo de arriba abajo, pero en vez de mi novio, este no fue para nada disimulado y se mordió el labio aun mirándome. Como que de repente hace mucho calor por aquí. Mire a Fabio quien claramente se había percatado de todo, pero se veía relajado. Le deje un beso corto y me marche nuevamente a la cocina, que esta vez estaba sola.

- Deberías aprender a disimular un poco – Escuche a mis espaldas.

- Deberías aprender a no seguir a la gente

- ¿Te he hecho caso alguna vez? – Me regalo una sonrisa y se acerco a mí.

- Y es un milagro que sigas aquí luego de todo – Ahora yo sonreí. – Si hablaremos de disimulo, empecemos por ti

ILEGAL / F1. MOTOGPWhere stories live. Discover now