La Espera

264 27 6
                                    

Año 1520 d. C.

La pequeña familia Lan veia con asombro como los habitantes de Tenochtitlan se preparaban para su Ceremonia, los sacerdotes les habían explicado lo que pasaría en el ritual para evitar un poco la incomodidad.

Si bien el sacrificio humano no era algo que aceptarán o practicarán sabían que era algo de la cultura de esta nación y respetaban eso.

Los sacerdotes se habían encargado de explicarles que la persona que iba a ser sacrificada no estaba siendo obligada y que para ellos era un gran honor.

No lo aceptaban pero lo respetaban.

La ceremonia dio inicio con el Uey Tlatoani dando de un discurso agradeciendo a los dioses por las bendiones que habían recibido.

El pueblo guardaba silencio mientras el Tlatoani y los sacerdotes cumplían con cada parte de los rituales, el ambiente era tenso, los acontecimientos de los ultimos dias y la violencia que los malditos españoles habian ejercido sobre el pueblo tenia a los guerreros mexicas y a la familia Lan en maxima alerta, esperaban impacientes el momento que esos malditos atacaran y finalmente matarlos.

No lo habían echo porque varios nobles y el mismo Tlatoani eran rehenes, todo por la estupidez del los otros pueblos al creer que los españoles eran aliados.

Entonces del magnífico palacio salió un joven, vestido con plumas coloridas y piedras preciosas, seguido por el Gran Sacerdote quien llevaba en sus manos una daga echa de obsidiana.

El joven se acostó sobre el altar de piedra que se encontraba en el centro del centro ceremonial, listo para entregar su vida en manos de sus dioses y para comenzar su viaje por el Mictlan.

Moctezuma II realizó la última parte del ritual como siempre lo había echo pero esto desató el caos.

Los españoles finalmente atacaron.

Sin pensarlo dos veces Lan Wangji, Wei Wuxian y su hija desenvainaron sus espadas listos para luchar, con ayuda de algunos guerreros protegían a los ciudadanos para que estos pudieran llegar a sus hogares, esos malditos no respetaban ni siquiera a los civiles.

La lucha estaba siendo ganada por los Mexicas quienes a diferencia de los españoles no temían a la muerte y estaban dispuestos a todo.

Cobardemente los españoles retrocedieron hacia el Palacio de Moctezuma.

Este salió por uno de los balcones.

Pueblo mío, detengan está lucha, ellos....

¡Se ha aliado con ellos!— grito alguien entre la multitud —¡Quieren matarnos a todos!

Una piedra fue lanzada al Tlatoani, después otra y otra, las flechas no tardaron en ser disparadas, el pueblo enojado con su propio gobernante continuo atacandolo, piedras y flechas llovían sobre el Emperador que tuve que ser arrastrado por los españoles de vuelta a su palacio pues las heridas que recibió era graves.

Ya sin ningún respeto al Tlatoani, los guardias que protegían las puertas se hicieron a un lado y la multitud invadió el palacio siendo guiados por los valientes guerreros, encontraron a su paso los cuerpos sin vida de algunos nobles y a otros tantos heridos, algunos se quedaron atrás para tratar las heridas pero la furiosa turba siguió su camino.

Los españoles fueron sacados a a la fuerza del Palacio, intentaban defenderse pero no había forma en la que ellos pudieran luchar con personas que no temían a nada, además aun por los rugido de jaguares que parecían rodear la ciudad.

Pocos fueron lo suficientemente estúpido como para intentar luchar.

La mano derecha del tonto de Cortez— dijo Wei Wuxian cara a cara con Pedro de Alvarado

FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora