23.- Castigo frustrado?

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La familia Sully, Roxto y Tsireya se encontraban en el Mauri de los Sully preparando algunos platillos para tener después de 2 largos días un delicioso almuerzo.

Mientras en la casa de curación los enamorados se encontraban algo nerviosos ya que después de la reciente conversación familiar que tuvieron, dónde por cierto revelaron al culpable del intento de asesinato de Neteyam, Aonung parecía algo inquieto como si supiera algo.

"Cariño, me gustaría que me contarás que es lo que te mantiene tan inquieto, acaso sabes algo?" Neteyam miraba el rostro de su amor, suponía que algo había pasado así que esperaría que su Aonung le hablara sobre ello.

Aonung por su parte no sabía cómo empezar a explicar lo que el creía sería el motivo por el cual hirieron a su amor, se sentía culpable por qué en alguna parte de su mente sentia que fue el, el que provocó todo esto.

"El día de nuestra cena de compromiso, un antiguo amigo de mi adolescencia se presentó, el me reclamo el por qué iba a unirme contigo y me dijo que el jamás permitiría que tú fueras mi compañero, yo le dije que eso no dependía de el y rechacé su confesión, lo deje solo en la arena y pensé que con eso las cosas se calmarian pero no fue así, perdón por no decirte nada, es solo que no quería arruinar nuestro día, yo definitivamente iba a hablar contigo sobre Naway, perdón Ma'teyam"

Algunas lágrimas caían de los ojos grises, la culpabilidad amargaba su corazón, sentía que si Neteyam hubiera muerto el lo hubiera seguido, por qué no podría vivir sin el.

Neteyam miro a su amor, una punzada de dolor se instaló en su pecho al verlo llorar, así que estiró su mano y acaricio suavemente el rostro de Aonung, limpiando poco a poco las lágrimas que caían de sus precisos ojos, fue entonces que su amado levantó la mirada, dorado y gris se observaron, no había forma de que Neteyam pensara que Aonung tuviera la culpa de lo que le pasó, el sabía que los únicos culpables eran el mismo por creer ciegamente y el tal Naway por codiciar un corazón que jamás podría ser suyo.

"Mi amor, tu de ninguna forma eres culpable de lo que me pasó, y no me molesta que no me hayas contado sobre ese navi yo entiendo que querías que tuviéramos una gran noche así que aleja esos pensamientos de tu mente, solo céntrate en mi y en lo felices que seremos dentro de poco tiempo"

Los ojos de Aonung poco a poco iban brillando ante las palabras de su amado, pensó por un momento que al menos lo culparía por hablar con el navi que le hizo daño pero el era comprensivo y alejo toda preocupación de su mente con unas pocas palabras.

Neteyam veía la pequeña sonrisa que se iba asomando en el hermoso rostro de su Aonung y sin resistirlo más puso su brazo derecho debajo de los muslos de este y su brazo izquierdo se colocó en su espalda, levantando fácilmente el cuerpo del metkayina para colocarlo sobre sus piernas.

"Ma'teyam no deberías esforzarte, me hubieras dicho que me sentará sobre tus piernas y lo hubiera hecho" el rostro de Aonung se encontraba algo caliente por el repentino movimiento de su amado, 'es vergonzoso pero definitivamente se siente bien'.

"Si te lo hubiera pedido entonces no hubiera recibido esa hermosa reacción de tu parte" la sonrisa de Neteyam hizo que Aonung se sonrojara aun más.

"Que desvergonzado" Aonung se escondio en el pecho de su Neteyam, mientras que esté reía totalmente feliz, los grandes brazos del omatikaya se enrollaron en la cintura del metkayina trazando con sus manos líneas sobre esta, le gustaba como es que la presencia de Aonung le traía tanta paz, definitivamente el es lo que necesitaba en su vida.

"Se puede pasar" la voz de Ronal corto el romanticismo, provocando el nerviosismo de uno y la vergüenza al extremo de otro.

"Claro señora Ronal, puede pasar" la voz nerviosa de Neteyam causó risas por parte de la mujer, la cuál pensaba que era tierno como ambos jóvenes se iban separando rojos por su repentina visita.

El Azul más Hermoso Where stories live. Discover now