El Azul más Hermoso

42.- Ceremonia de Unión

Los metkayina y los pocos omatikaya se movían de un lado a otro cazando y preparando la comida que dentro de poco se serviría en la fiesta de celebración por la unión de los dos jovenes enamorados.

La música ya se podía escuchar por la isla mientras que los niños hacían unas hermosas decoraciones con caracolas y flores.

La felicidad se sentía en el aire y obviamente los nervios también.

Aonung estaba lavandose con flores aromáticas cuando su cuerpo temblo ligeramente por los nervios, hoy era el día de su unión con su amado Neteyam y no podía dejar de sentir su estómago revolverse inquieto.

Los últimos días fueron una tortura ya que no pudo ver a su adorado Neteyam, el nerviosismo atacaba su mente ya que tenía miedo de equivocarse durante la ceremonia.

"Ay Eywa, ayudame, protegerme y dame fuerzas para poder unirme sin problemas con el hombre que amo"

Una suave brisa movió sus mojados cabellos dándole así un pequeño suspiro de paz, pronto el y Neteyam serían uno y se amarían para siempre.

Tsireya abrió inesperadamente la tela que separaba su tina con su hogar, ganandose un ligero grito de asombro proveniente de su hermano.

"Hermano, ya es tiempo de que salgas, tu traje ya está listo y mamá y yo te peinaremos y vestiremos, apúrate"

La animada voz de la joven metkayina hizo que Aonung no pudiera reclamar nada del sorpresivo ataque, 'ella tiene razon' fue lo que cruzó por su mente antes de levantarse de la deliciosa agua y seguir a su muy feliz hermana.

Al salir pudo observar que sobre un hermoso canasto se encontraba lo que sería su traje de unión, sus ojos se abrieron en total sorpresa y unas cálidas lágrimas cayeron por sus ojos.

La suave tela fue acariciada delicadamente por sus manos, y una preciosa sonrisa se poso en su rostro, la blanca tela le daba la bienvenida, las suaves flores de colores amarillos y dorados adornaban la parte superior del taparrabo, unas perlas caían de sus lados, el pecho tenía dos líneas entre cruzadas que se amarraban justo en su espalda y en el medio se posaba una hermosa caracola dorada.

Los bordados hacían honor a las tradiciones metkayina, simplemente era lo más precioso que había visto.

"Mamá, no se cómo agradecerte por este regalo tan hermoso" las lágrimas que aún caían fueron detenidas por las amorosas manos de su madre, la cuál lo miraba con total orgullo.

"No tienes nada que agradecer hijo mío, hoy es tu día especial y debes disfrutarlo al máximo, estoy segura que Neteyam quedará totalmente encantado al verte"

Un ligero rubor apareció en el rostro de Aonung ante tales palabras, ahora estaba más emocionado por ver la reacción de su amado Neteyam.

Y así comenzaron a vestirlo, la delicadeza de su madre al ponerle su taparrabo lo alegraba mucho ya que los detalles de las perlas podían romperse y las flores podían caer.

Al quedar totalmente vestido lo sentaron sobre el suelo procediendo a peinar suavemente su ondulada cabellera, una pequeñas trenzas iban adornando los lados de su rostro mientras que al centro su madre colocaba distintas piezas de colores que hacían honor a las costumbres omatikaya.

Tomaron entonces las dos trenzas para unirlas y así crear una hermosa media cola, la cuál justo en el centro se colocó una flor blanca.

Aonung vio con ternura los rostros felices de su amada madre y hermana, sabía que se veía hermoso y eso lo llenaba de mucha alegría, sin esperarlo vio a su madre correr hacia una canasta que siempre guardaba muy cariñosamente y al abrirla saco de su interior unos hermosos brazaletes que los puso sobre sus muñecas.