IV

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19/Abril/21

Que necesario es un diario.

Hoy en la escuela tuve una clase de orientación vocacional con el tema "yo me lastimo". Al principio la maestra (mi ex psicóloga) nos junto en un círculo y nos hacía las preguntas que todos quieren saber ¿por qué, para qué y cómo te lastimas?

¿Por qué? Pues porque es un hábito hacerlo, ¿para qué? para estar bien emocionalmente y psicológicamente y ¿cómo? pues eso depende de mí estado de ánimo, si me siento de la fregada acudo a lo seguro el arete o segurito de la ropa, si me siento decaída por algún comentario o critica malintensionado recurro a lo nuevo qué encuentre.

Hizo una dinámica donde nos autolesionabamos frente a ella con lo primero que encontraramos en el salón, con el fin de "dejar de hacerlo" aunque todos sabíamos que eso nunca pasaría. No es cómo si el borracho dejara de ser borracho de la noche a la mañana.

Cuando fue mi turno la verdad no lo veía necesario hasta ahora "me sentía bien" en lo que cabe pero era una actividad de clase así que molesta agarre dos ligas de goma las doble en tanto me pudiera pegar a mí misma en el brazo en la parte más delicada.

Luego luego se vio reflejado la línea del golpe que aunque dolió está vez no lo disfrute. ¿Por qué? Pues porque necesitaba una razón justificada para hacerlo si no hay razón no hay sensación.

La maestra me interrogo-¿Qué sentiste?

-Dolor, pero fue diferente..

-¿Qué fue diferente está vez?

-Que la causa no fue necesaria.

-¿Y antes si lo era?

-Si, a toda causa hay consecuencia.

-¿Cuál es tú causa?

-Mi papá.

-¿Y tú consecuencia?

-Un trauma con autolesiones incrustadas.

-¿Sigues lastimandote?

-Si, vivo del dolor. -La maestra se quedó atonita sin entender ¿por qué me dio de alta? Yo sigo preguntandome lo mismo.

Una clase para nada servible.

Nada cambia el dolor que sufrí en la infancia y nada cambiara que me siga lastimando.








Escribiré cada vez que de nuevo pase.








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