La villana gira el reloj de arena ⌛

Capítulo 29: Capítulo 29. Oscar Frederick, Parte VI

Oscar había enviado a un sirviente al diseñador a cargo de su ropa y, mientras tanto, tenía la intención de recorrer la mansión para aliviar su aburrimiento porque no podía relajarse con su uniforme.

Su actitud hacia Aria se había suavizado debido a varios malentendidos.

Podría haber seguido hablando hasta que el sirviente hubiera regresado, pero en ese momento, tuvo que salir. Era mejor dejar un poco de arrepentimiento que perder el tiempo con charlas inútiles.

"Entonces, por favor, descanse en paz".

"Si, tu tambien."

Los ojos de Oscar estaban pegados a la espalda de Aria, que se dirigía al tercer piso. En muchos sentidos, era natural prestarle atención a ella, a diferencia de los rumores. Incluso si su interés no se debía a que ella fuera del sexo opuesto, ella era suficiente para atraer su interés como persona.

Oscar pensó en la cautivadora sonrisa de Aria, que había visto en el comedor. Ciertamente no era una mirada que debería haber podido hacer a su edad. Luego, pareció haber perdido las palabras por un momento debido a su hermoso rostro, que lo atrajo al instante.

Por otro lado, el hecho de que nadie la hubiera llamado a pesar de que ya había pasado la hora del almuerzo, o que hubiera estado regando el jardín sola, o que sus ojos se hubieran llenado de lágrimas a pesar de que solo había cometido un pequeño error, lo confundió. .

'¿Cómo es ella realmente? No, ¿ambas versiones son reales?

Podía verla darse la vuelta cuando se acercó a las escaleras. No sabía si era por coincidencia, pero de alguna manera sus ojos parecían haberse topado con los de Aria, así que ella lo miró inquisitivamente.

La mirada frágil que acababa de ver había desaparecido, pero ella tenía una mirada extraña en ella, la que había visto en el comedor.

Oscar negó con la cabeza, pensando: '¿Qué haría yo con tal pensamiento?'

Era una conjetura inútil que no ayudó en nada. Su relación terminaría tan pronto como enviara a alguien a devolver el pañuelo. Al menos eso pensaba.

* * *

Mielle y Cain regresaron a la mansión poco después de salir. Porque habían querido salir con Oscar en primer lugar, su ausencia había sido como una caja de regalo sin contenido, que no servía para nada. Incluso en ese corto período de tiempo, Mielle había comprado varios artículos, incluido algo para regalarle a Oscar.

Sin embargo, por temor a que Oscar rechazara su regalo, Caín actuó en su lugar. Oscar acababa de terminar un baño, por lo que su cabello estaba ligeramente mojado. Cuando Cain lo vio, ladeó la cabeza interrogativamente.

"Estaba incómodo".

"¿Te lavaste a esta hora del día porque estabas incómodo?"

La mirada de Cain salió por la ventana soleada. Eran solo las tres de la tarde, por lo que no podía entender cómo se había sentido tan incómodo que necesitaba lavarse.

"Incluso me trajeron ropa nueva".

"Oh, es cierto. Tu ropa es diferente.

Oscar iba vestido con su estilo favorito de prenda, por lo que Caín se encogió de hombros, pensando que le había ordenado a un sirviente que le trajera ropa nueva ya que no existía tal diseño entre las prendas de invitados preparadas por la familia del conde.

"Toma esto."

"¿Qué es?"

¿No dijiste que perdiste la punta de tu pluma? Compré esto cuando lo recordé."