◢ O5 ◣

221 22 0
                                    

Me bajo de la motocicleta de mi sexy conquista y le agradezco dándole un beso en los labios por haberme traído a casa. Al girarme me da una fuerte nalgada. Me volteo y es solo para ver cómo me guiña un ojo antes de arrancar e irse. Es Hoseok, o Hobi, como me gustar decirle a veces, es un rico bomboncito de veintinueve años que conocí afuera de un bar y que me trae volandito por él.

Qué delicioso papasito.

Porque no se van a creer el cuento de que solo me babeo por el padrecito, ¿no?

Mientras más manos jueguen bajo mi falda, mejor. Así la vida es más sabrosa.

Camino hacia la entrada y saco las llaves. Encajo la correcta en la cerradura para entrar rápidamente. El tiempo se ve algo feo, anuncia que muy pronto va a llover. Busco a mamá con la vista. Miro dentro de la cocina para ver si de casualidad hace la cena, pero no la veo allí. Ha de estar tomando un baño, así que me dirijo a la sala para descansar un rato en el sillón. Además, me duele todo porque me estuvieron dando fuerte toda la tarde, como un taladro contra el asfalto.

Prontamente, dejo que mis pies me lleven a la sala de estar, y para mi sorpresa, mamá está allí. Y no sola —ni con alguno de sus impertinentes amiguitos a los que se le pierde la mirada dentro de un escote, para más asombro—, sino con uno de los queridísimos padres de la comunidad.

El caramelito de Namjoon.

¿Qué mierda hace él aquí?

—¿Mamá? —le hablo.

Cuestiono la situación, a la vez que llamo la atención de ambos, que bajo el manto de la obviedad, simplemente mantienen una sencilla conversación frente a frente en sillones apartados.

—Larissa, has llegado.

«Sí, gracias por recalcar lo evidente, lo que debes hacer es ponerte a explicarme qué carajos pasa aquí», pienso. Dejo el bolso cerca de ella y miro a Namjoon por un instante, lleva su sotana y la Biblia descansa en sus manos.

—El padre ha venido a platicar sobre ti.

Enarco una ceja y lo miro.

¿Ah, sí?

—Me comenta que vas mucho a la iglesia últimamente. No sabía que estuvieras tan encariñada con la religión.

Me siento sobre el descansabrazos a su lado y cruzo las piernas en dirección a él, poniéndome cómoda mientras procuro entender de qué trata esta repentina estupidez.

—Tan solo he venido para conocer mejor tu entorno, ya que concurres con frecuencia la iglesia y los ciervos jóvenes son causa de interés.

Ajá, qué basura tan rebuscada.

Seguramente, ha venido por algo de información respecto a mí. Lastima que mamá solo sepa intoxicarse con alcohol hasta el culo y la mayoría del tiempo viva donándole su cuerpo a cualquiera para poder pagar la botella.

—Ya que estás aquí deberías quedarte hablando con el padre, Larissa. De todos modos, ha venido es por ti —me dice, levantándose del sillón.

—En realidad, me gustaría conversar con usted presente, señora Bianca —expresa Namjoon, pretendiendo alargar su estadía.

Más no lo conseguirá.

Conozco a mamá, y justo ahora, y con esa cara, ha de querer tomar una de sus siestas de quince horas.

—Quédese, por favor —le pide.

Hasta suena adorable y todo.

Entre tanto, mamá da un gran y largo bostezo. Casi me contagia la flojera.

UNHOLY • K.NJ +18Where stories live. Discover now