◢ 1O ◣

131 17 1
                                    

Mel nos ha indicado que debemos analizar a la persona que tenemos a la derecha y comentar en voz alta qué nos gusta de ella, aparentemente para fortalecer nuestra autoestima y la relación con nuestros compañeros. Todo muy al estilo My Little Pony, hasta que me toca estar al lado de un insípido y cero atractivo muchacho. La dinámica comenzó hace varios minutos y ya va a llegar mi turno.

Manténme.

—Recuerden que no solo trata de la apariencia física, especialmente espero que tomen en cuenta los rasgos personales de esa personita a su lado —enfatiza Mel cuando ve que la mayoría tiende a mostrar su aprecio por los ojos o el cabello de alguien.

Tres personas más y llega mi turno.

¿Pero qué puedo decir de este chico?

Le echo un vistazo y noto que cada vez que lo veo se pone más... antiestético.

Dios mío, perdóname. No soy de juzgar a las personas, al menos no en voz alta, porque sé que está mal hacerlo, pero tengo criterio y pensamientos lógicos. ¡Y ojos! No obstante, como Mel dijo: la apariencia no lo es todo. «La apariencia no lo es todo, la apariencia no lo es todo», me repito. Veo a la chica a mi lado y me sonríe, esperando su turno para decirme lo que piensa. Es Mirna, la virgencita de pueblo.

Ninguna de nosotras ha cruzado más de dos palabras desde que he comenzado a venir al grupo, sin embargo, luce bastante tranquila y sonriente por comentarme lo que piensa. Quizá es la única chica que no me ha mirado con desagrado desde que me mudé al pueblito conservador donde estamos. Le devuelvo la sonrisa y ella esconde la mirada. Hasta tierna es.

—Mirna, ¿qué puedes decirle a Larissa? ¿Qué te gusta de ella? —la alienta Mel desde su silla cuando al fin le toca hablar.

Mirna se refugia en sus manos un instante y pronto vuelve a verme.

—Seguro es tonto, pero me gusta cómo se viste —dice, regresando su mirada a Mel.

—A ella, cariño. Díselo a ella.

—Me gusta tu ropa, no es algo que yo usaría, pero... Cuando tú la usas te ves segura y muy linda. Además, nos das tu opinión sin esperar aprobación de los otros. Es genial que seas tú. Te ves muy libre —expresa, apenas sosteniéndome la mirada mientras me habla.

—Gracias, Mirna. —Mel le dedica una sonrisa agradecida y pone sus ojos en mí poco después—. Larissa. ¿Qué puedes decir de Jion?

Lo observo en cuanto lo menciona.

Me dio muy poco tiempo para sentirme en las nubes por ese pensamiento. Ni mi madre se atrevió a tanto, si es por ella puedo ponerme un saco de papas encima y modelarle, y aún así no lo notaría. No, porque no soy una botella de aguardiente. Aunque en los últimos días he tenido que usar ropita más discreta debido al protocolo que se exige en el grupo. El primer día porque «no sabía» y me dejaron entrar.

Lo cierto es que me han dicho que no está permitido usar faldas tan cortas ni escotes muy pronunciados, ni siquiera tendría por qué mostrar los hombros.

Sin embargo, no porque me han impuesto vestir como cuarentona religiosa voy a dejar mis piernas totalmente cubiertas. Solamente, he sacrificado unos buenos centímetros que dejan a mis sexys rodillas bajo la tela.

Me he convertido en un caramelo con un enorme y patético envoltorio. ¿Y vale la pena? Pues sí, durante la semana en la que he asistido a las reuniones la he pasado bien. No es como montar en un toro mecanico desnuda solo con un sombrero de vaquera, pero puedo llegar a decir que es casi tan divertido como... comer una manzana.

Y les estoy dando mucho crédito.

—¿Entonces? —me dice Mel con una sonrisa, esperando por mí.

¡Ah, sí! Jion...

UNHOLY • K.NJ +18Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang