El amor nos mantiene vivos.

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El lobo, con su excelente habilidad de rastreo, es capaz de seguir la huella de su eterno compañero a través de las torcidas líneas del destino. Es capaz de arrancarle la garganta a la vida, destripar al tiempo y adueñarse del mundo de los sueños.



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Maldiciendo el palpitar de su cabeza, YoonOh se acarició el puente de la nariz. Por más que intentara no escuchar las quejas de las personas -más bien demonios- que estaban a su alrededor, no lo lograba. Y es que el nombre de "TaeYong" salía cada pocos segundos, arrebatándole la paz y volviendo aún más notorio su dolor de cabeza.

Sí. Los demonios también sufren de dolor de cabeza.

—YoonOh, ¿puedes mirarme?

Gruñendo por lo bajo, YoonOh abrió los ojos y miró a ChangMin. El antiguo rey del Infierno estaba parado del otro lado de su escritorio, con las manos apoyadas sobre la fina madera e inclinado en su dirección. Su expresión tenía angustia, un poco de desesperación y frustración.

YoonOh lo entendía, claro que sí, pero no por eso iba a ceder.

—¿Escuchaste algo de lo que estábamos diciendo? —gruñó ChangMin, también llamado Lucifer— ¡La luna infernal está roja! —dando un golpe de puño sobre el escritorio, el demonio dejó salir un poco de su frustración— ¿Sabes lo que eso quiere decir?

YoonOn no se inmutó; se mantuvo tan estoico como siempre, mirando directamente a los ojos de ChangMin.

Claro que lo sabía. Sabía perfectamente lo que eso significaba, así como también sabía que era por su culpa.

Al borde de la histeria ChangMin soltó otro gruñido al no obtener respuesta. Esta vez sonó más animal.

—¡Contéstame!

—ChangMin. —la fría voz de JaeJoong cortó el aire. El demonio rubió apareció por detrás de ChangMin, poniéndole una mano en el pecho a éste para evitar que saltara por encima del escritorio a estrangular a YoonOh— No tienes el derecho de tratar así a YoonOh. Está tan saturado como todos nosotros.

Bendito JaeJoong.

El hermano mayor de TaeYong tenía el mismo efecto calmante sobre ChangMin que, cómicamente, TaeYong tenía sobre él.

Ese simple pensamiento hizo que el corazón de YoonOh se encogiera en algo doloroso.

No habían pasado ni treinta minutos y ya extrañaba a TaeYong.

—Pero es que el imb-

—Significa que estamos cerca de TaeYong. —YoonOh interrumpió el insulto de ChangMin, cruzándose de brazos— Eso es lo que significa la luna roja infernal, ¿no?

Por un momento, breve o eterno, el salón se inundó de un denso y doloroso silencio. No se escuchaban respiraciones, tampoco el traqueo típico del fuego. Nada. Sólo un puñado de demonios mirando directamente en dirección al nuevo rey del Infierno. YoonOh.

Una posición que no estaba disfrutando.

No sin TaeYong.

YoonOh suspiró, rompiendo el silencio.

—El que TaeYong esté cerca no significa que recuerde el pasado.

Volviendo a cerrar los ojos, YoonOh inclinó la cabeza hacia atrás hasta apoyarla en el respaldo de su cómoda silla de escritorio. Quería volver a la calma para ver a TaeYong dormir.

Prosiguió.

—Será mucho más trabajo para nosotros hacerle recordar y enseñar todo lo que se supone que tiene que saber. —sin tener problemas para mentir, YoonOh suavizó su voz— Creo que aún podemos arreglarnos por nuestra cuenta.

Pudo sentir una que otra mirada intensa sobre él, pero sabía que no se trataba de miradas que le juzgaran. Sus amigos. Aquellos que habían estado con él bajo el plan que ideó para encontrarse con TaeYong, aquellos que tampoco querían que se supiera el paradero de TaeYong.

Tenía bastante aliados en su decisión de mantener lejos a TaeYong, el problema era la presión cada vez más poderosa que existía sobre ellos. Almas en pena, mascotas de ángeles, poseídos, extrañas muertes y apariciones.

No sólo el infierno se estaba yendo al carajo, y debían solucionarlo.

Pero odiaba que necesitaran a TaeYong para eso.

—Entiendo tu punto de vista, YoonOh. Pero... —habló suavemente ChanYeol, sin despegar su espalda de la pared donde se encontraba apoyado junto a JongIn— Pero necesitamos a TaeYong. Sabes lo fuerte que es.

Y eso era lo que más odiaba. ¿Por qué siempre querían tirar a TaeYong al estanque de cocodrilos? Maldita sea.

Humedeciendo sus labios, YoonOh enderezó su postura.

Quería terminar con esto.

Al abrir los ojos miró a todos los demonios a su alrededor.

Tantas vidas juntos, unidos por fuerzas sobrehumanas, por jugarretas de la Vida, el Destino y el Tiempo. Y aún así, a pesar de vidas de experiencia, seguían dependiendo de TaeYong, seguían queriendo que su bonito chico de luna se sacrificara por todo el mundo.

No. Ya no más.

Si tenía que encerrar a TaeYong en una cajita de cristal para que nadie le hiciera daño, lo haría.

ChanYeol, de pie junto a JongIn, el otro hermano de Eras de TaeYong, pareció reafirmar sus palabras al dedicarle una mirada comprensiva. YoonOh sabía de primera fuente que el alto pelirrojo, al reemplazar a Lucifer en el Infierno por un tiempo, había tenido que pasar por grandes cosas también -incluso les había salvado el pellejo alguna vez- muy similares a las que estaban viviendo ahora, con la diferencia de que no tenía que sacrificar al amor de su vida.

YoonOh se estremeció ante aquel pensamiento. Como si su corazón se hubiese roto una vez más.

—Creo que YoonOh tiene razón. —Johnny se aventuró a decir, frotándose la parte trasera del cuello una vez que todos le miraron— No podemos ir y simplemente decirle a un humano: "¡Hey! Tienes que salvarle el trasero al infierno. ¿Quieres morir para que los demonios vivan?" —Johnny se encogió de hombros— Cualquiera se asustaría.

Los otros amigos de YoonOh asintieron. YoonOh se aseguraría de agradecerles después.

—Claro que no suena bien. —Key suspiró, sin dejar de mirar el fuego. El brujo era el único que parecía relajado en la habitación; y es que mientras la mayoría estaba de pie, él se encontraba sentado calentando sus manos frente a la chimenea— Pero tampoco podemos ignorar todo lo que está pasando. —Key ladeó la cabeza con aires inocentes— Y con eso no quiero decir que vayamos de inmediato a buscar a TaeYong para lanzarlo a las manos de almas en pena. Sólo quiero decir que deberíamos comenzar a buscarlo más intensamente para saber cómo es que vive en el mundo humano, si tiene algún recuerdo o algo por el estilo.

Murmullos de aprobación estallaron en la sala. ChangMin, JaeJoong, ChanYeol, JongIn, JongHyun, JongDae, BaekHyun, Sulli, Hyo, Luna e incluso Amber.

Maldita sea.

YoonOh empuñó las manos.

No.

No.

—No tenemos tiempo para salir a buscarlo. —fue como si Yuta leyera los pensamientos de YoonOh al momento de hablar— Hay casos que resolver, si lo decimos de una manera bonita, cada cinco minutos. ¿Cómo se supone que nos daremos el tiempo para eso?

—Key ya no puede salir del infierno. —JaeMin habló rápidamente para hacer valer el punto de las palabras de Yuta. Era uno de los que estaba tan ansioso como YoonOh para mantener lejos a TaeYong de toda esta mierda— Lo que significa que no puede ayudarnos a buscar a TaeYong con su magia.

Recién en ese momento Key pareció salir de su trance con el fuego, volteando para ver a JaeMin.

—Puedo intentar buscarlo desde acá. —tarareó Key— Mas no puedo asegurar que funcione. A estas alturas de mi vida apenas me queda poder.

Con un encogimiento de hombros Key volvió su atención al fuego.

YoonOh y JaeMin compartieron una mirada rápida.

Eso había sido extraño.

—¿Por qué jodidos no entienden que es por el bien de la humanidad? —exasperado, ChangMin se pasó ambas manos por su cabello— Yo amo, de verdad que amo a TaeYong, es mi bebé pero-

—¿Lo amas? —YoonOh no lo soportó, las palabras subieron tan ácidas como la bilis. Quemando y picando en su garganta hasta que no las pudo retener más. Ironía quemando en cada letra pronunciada— ¿Me dices que amas a TaeYong? —bufando una risa burlesca, YoonOh se puso de pie. Fue su turno para poner las manos sobre el escritorio, su escritorio— Tu amor no se nota si lo único que quieres es sacrificarlo por el bien de la humanidad. Me paso el bien de la humanidad por las pelotas.

Los iris de ChangMin tomaron un color rojo profundo.

Un recordatorio sutil de que YoonOh podía eso y más.

—Eres el rey del Infierno, YoonOh. —gruñó el hombre con voz peligrosa, imitando la postura de YoonOh— No olvides que tu mayor responsabilidad es-

—Me importa una mierda la humanidad. —YoonOh interrumpió bajando un par de octavas su voz. No era cierto, no le importaba una mierda la humanidad, pero tampoco sacrificaría a TaeYong; primero tenía que encontrar una manera de mantener a ambos lados con vida— Que no se te olvide que no soy yo quien merecía este puesto —señaló su asiento— le correspondía a TaeYong, pero la maldita negligencia tuya-

Suficiente.

La espeluznante voz de JaeJoong logró que tanto YoonOh como ChangMin se estremecieran.

Mierda. JaeJoong era de temer.

Una vez se aseguró de que nadie seguiría hablando, JaeJoong tomó el brazo de ChangMin y tiró suavemente de él para alejarlo del escritorio.

—No olvides que ya no eres quien pone las órdenes, Lucifer. —si bien el rubio habló con voz aparentemente tranquila, su tono no daba paso a objeciones— Y tú, YoonOh —señaló a YoonOh, sin dejar de arrastrar a ChangMin hacia la salida de la sala— Aceptaste ese puesto porque sabías cuán serio era TaeYong al respecto, así que tampoco olvides que haces todo esto por él.

Uh. Golpe bajo.

YoonOh se mordió el interior de la mejilla. No podía debatir una dolorosa verdad.

Abriendo la puerta de la sala, JaeJoong empujó a ChangMin hacia afuera y luego hizo un movimiento con su brazo para señalar la salida.

—La reunión terminó. —el tono del rubio seguía siendo poderoso— Dejen a YoonOh pensar y váyanse todos a trabajar.

Exacto, todos le obedecieron.

Excepto Key.

Todos los demonios salieron en silencio, pero Key se mantuvo frente a la chimenea, tranquilo, aparentemente ignorando las confundidas miradas que JaeJoong y YoonOh, sentado otra vez en la silla de su escritorio, le dedicaban.

—¿Key?

La voz de JaeJoong fue suave. Una gran contradicción.

Key hizo un gesto con su mano para indicarle a JaeJoong que se fuera.

—Cierra la puerta. —tarareó el brujo— Necesito hablar a solas con YoonOh.

YoonOh y JaeJoong compartieron una mirada rápida.

YoonOh no estaba muy seguro de si se debía al hecho de que JaeJoong y TaeYong eran hermanos de Era pero, fuera lo que fuera, congeniaban lo suficientemente bien como para no necesitar comunicación verbal. Porque si bien fue ChangMin quien lo crió y lo tuvo bajo su cuidado desde que... bueno, desde ese día de mierda, JaeJoong fue quien desde un principio cumplió el rol de "hermano mayor" amoroso.

Amaba a ambos, que quede claro, como quien amaría a sus hermanos o, incluso, a sus suegros cariñosos, pero su afinidad iba más por el lado de JaeJoong. ChangMin y él se parecían demasiado en carácter como para no pelear constantemente por ser quien tuviera la razón.

Sin decir nada, JaeJoong asintió y salió finalmente del salón, cerrando suavemente la puerta tras él.

El silencio que los envolvió no fue incómodo, todo lo contrario. Key tenía la maravillosa habilidad de hacer que todos se sintieran cómodos a su alrededor, independiente de lo fuerte que podía ser en personalidad algunas veces.

Un segundo que se extendió por largos segundos, hasta que Key dio pequeños golpecitos en el suelo junto a él.

—Ven acá, YoonOh. Todos necesitamos del fuego. —volteando hacia YoonOh el brujo sonrió— Sobre todo tú, Ignis Alas.

YoonOh se estremeció al escuchar al brujo.

Pocos conocían aquella verdad y, quienes la conocían, guardaban silencio.

Por respeto a TaeYong.

Con una extraña mezcla de tranquilidad y angustia, YoonOh se levantó de su asiento y avanzó hasta donde estaba Key. En silencio se sentó junto al brujo, mirando el fuego.

Otra vez cayeron en silencio, pero a esa poca distancia de la chimenea el fuego hacía lo suyo. Creando una vívida melodía de chisporroteos rítmicos.

Tan rítmicos como el latido de su corazón.

—Es imposible negar las raíces.

Por un momento, YoonOh creyó que su conciencia tenía la voz de Key. Tardó en darse cuenta de que realmente había sido el brujo quien habló.
Leyendo su expresión o sus pensamientos.

Ambas cosas eran espeluznantes.

Key bufó una risa suave.

Rey del Infierno. [JaeYong]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang