Inocencia.

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Advertencia: Este capítulo toca temas sensibles y delicados como el abuso.  

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Inocencia, una palabra que muchas veces se ve alterada por la crueldad que nos rodea. Solía pensar que la inocencia era algo débil, algo fácil de romper y robar pero me he dado cuenta con el paso de los años que, bueno, es tan indestructible como lo es la esperanza. No importa cuánta personas intenten arrebatarla de tu corazón, cuántos problemas se suban sobre tus hombros y te aseguren entre susurros oscuros que ya no existe; la inocencia siempre está allí, en lo más profundo de nuestros corazones, permitiendo que nos maravillemos de la vida, que disfrutemos de los juegos, de las risas, de las palabras y las acciones. La inocencia está en el brillo de emoción de tus ojos cuando ven algo que altera tu corazón, en esa piel erizada cuando escuchas una voz, en esa risita juguetona que sueltas luego de hacer una broma maliciosa. La inocencia está en los abrazos, en las caricias, en el saber comprender que a medida que vamos creciendo, pase lo que pase, saldremos de esta. 

Como siempre lo hemos hecho. Vn. 


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El indescifrable dolor que se apoderó de su corazón dejó a YoonOh sin aliento, con las venas cubiertas de hielo y la mente sumergida en una densa bruma que le mantuvo con la boca cerrada por esos minutos que se alargaron como una tortura frente a sus ojos.

TaeYong se veía pequeño y vulnerable allí, acurrucado entre ChangMin y JaeJoong quienes, saliendo del primer golpe de sorpresa, lucían tan dolidos como él. Con el corazón roto en una verdad que pesaba sobre sus hombros.

Tragando saliva con pesadez, YoonOh suspiró audiblemente y se pasó ambas manos por el cabello. Con lo profundamente dormido que se encontraba TaeYong era imposible que se despertara con algo como eso, así que estaba tranquilo al respecto.

—No me esperaba esto.

—¿Qué mierda estaba soñando? —ChangMin preguntó, sacudiendo la cabeza en negación para demostrar su apoyo a las palabras de YoonOh—. ¿Realmente se acordó de nosotros?

—No podemos saberlo. —JaeJoong se humedeció los labios, manteniendo su mirada fija en el dormido rostro de TaeYong—. Sus ojos...

El silencio del rubio hizo a YoonOh estremecerse. Sabía a lo que JaeJoong se refería, a ese destello rojizo que vio en los ojos de TaeYong pero, también, a ese miedo desgarrador que le llevó a cuestionarse si acaso ese miedo fue el personaje principal de la muerte de TaeYong. Antes de morir... ¿Estuvo así de aterrado?

La simple idea explotaba en sus entrañas con una mezcla de dolor y odio, ganas de venganza y asegurarse de que TaeYong no tuviera que pasar por algo así otra vez.

En los ojos de TaeYong había una carga de dolor tan profundo y desconocido como el océano.

—No sé si quiero quedarme acá y esperar a descubrirlo.

YoonOh volteó bruscamente a mirar a ChangMin. El pelirrojo tenía los ojos cerrados con fuerza, sin detener el dulce movimiento de sus dedos entre los blancos cabellos de TaeYong.

—¿A qué te refieres?

Preguntó JaeJoong casi sin aliento, y YoonOh estuvo completamente de acuerdo con ello. Es decir... ¡ChangMin había sido el más emocionado con la idea de encontrarse con TaeYong! Entonces a qué mierda venía ese comentario.

Soltando pesadamente el aire por la nariz, ChangMin volvió a abrir los ojos. Angustia densa y palpable en sus iris rojo sangre.

—A que no sabemos si TaeYong realmente nos recuerda o sólo fue un sueño relacionado a sus otras vidas. —Bajando la mirada hacia TaeYong, ChangMin presionó los labios en una sonrisa melancólica antes de volver a retomar la palabra—. Si él, al despertar lo visualiza como un sueño, no va a ser bueno que nos vea porque eso despertará memorias dolorosas antes que las memorias que alivian a su corazón, y eso puede desencadenar una serie de sucesos que, quizás, su alma no pueda soportar.

—¿Quieres decir que deseas esperar a que TaeYong recuerde un poco más por su cuenta?

ChangMin asintió, alzando la mirada hacia YoonOh.

—Aún no te recuerda a ti, ¿verdad?

Mordiéndose el labio inferior, YoonOh negó. Se seguía debatiendo entre el dolor y el alivio de que TaeYong no recordara todo lo vivido con anterioridad.

—Creo que ha tenido sueños al respecto, pero eso, los considera nada más que una fantasía. —Encogiéndose de hombros, YoonOh cubrió distraídamente los pies de TaeYong con una manta de la cama. No quería que resfriara—. Presiento que sabe más de lo que cree, pero ni él mismo logra abarcarlo bien.

—A eso me refiero exactamente. Podemos dañarlo si llegamos a él con demasiada información.

—Información que puede ser más angustiante que estimulante. —JaeJoong agregó a la idea de ChangMin, chasqueando la lengua—. Odio admitirlo, pero tienes razón.

YoonOh miró a TaeYong. Estaba omitiendo la información respecto al conocimiento de TaeYong sobre su lugar en el infierno y el hecho de que ya se "conocían" de otras vidas. Pero quizás no era necesario que los dos demonios delante de él supieran ese pequeño detalle ya que, después de todo, TaeYong seguía sin recordar de manera más concisa, y eso era lo que más preocupados les tenía en ese momento.

Volviendo a suspirar, YoonOh asintió.

—Sí, es mejor que le demos un tiempo más antes de que ustedes se presenten.

Oh. Claro, Sulli ya lo había visto también...

Sería cuestión de tiempo, nada más.

—El que hagamos esto no le resta importancia al gran poder que posee. —Esbozando una sonrisa cariñosa, JaeJoong se inclinó a dejar un sutil beso en la frente de TaeYong antes de moverse con delicadeza para salir de la cama y no despertarlo—. ¿Sientes el poder que tiene?

Asintiendo, YoonOh salió también de la cama, parándose debajo del marco de la puerta. La escena que estuvieron montando los cuatro allí recostados en la cama -él hacia los pies ya que los otros dos demonios se aseguraron de acurrucar a TaeYong entre ellos- era la postal más familiar y tierna que se podría encontrar. En donde TaeYong era su centro en común que los unía y los hacía más fuertes.

¿Qué tantas nubes oscuras se les venían por el horizonte?

—Mascotas de los ángeles, almas en pena y demonios de baja categoría lo persiguen mucho por lo mismo.

—Pero ustedes tienen un pacto, ¿no?

YoonOh no se perdió el brillo malicioso en los ojos de ChangMin, quien fingía muy bien la molestia con su ceño fruncido y mandíbula tensa.

Ya no había roce entre ellos. Así, como por arte de magia.

Bufando una sonrisa ladina, YoonOh se encogió de hombros. Casi orgulloso de tener un pacto con el amor de su vida.

—Por supuesto que sí. —Haciendo un sutil movimiento hacia la ventana de la habitación, YoonOh amplió su sonrisa—. También tengo a una de mis mensajeras atenta a su seguridad. Si está en peligro, me avisa.

Poniéndose de pie junto a él y JaeJoong, ChangMin soltó un pequeño silbido de interés. Había placer en sus ojos, un agradecimiento paternal que enterneció a YoonOh.

—¿Qué hay de Sirius y los siete pecados?

—Debo afirmarlos para que no estén acá metidos todo el día.

La risita de ChangMin fue ligera y con tintes cariñosos que le robaron una sonrisa aún más amplia a YoonOh. Cuando estaban en sintonía, el ambiente alrededor de ellos era tan brillante como el sol.

Pero, al mirar hacia JaeJoong, YoonOh no tardó en notar dónde estaban fijos los ojos del rubio.

Las rosas. Las rosas que se había traído del mundo de los sueños.

Mierda.

Había olvidado por completo que estaban allí, en la mesita de noche junto a la cama de TaeYong. Y, por la conmoción, ninguno se percató de su presencia con anterioridad.

YoonOh se humedeció los labios. No tenía ninguna excusa al respecto.

—¿Qué miras?

Oh mierda.

En ese breve instante, YoonOh fue presa del pánico. En cambio, JaeJoong se apoderó de la situación con una naturalidad típica de él, poniendo su mano en el hombro de ChangMin para evitar que este volteara hacia las rosas.

¿Por qué? YoonOh no entendió por qué el rubio evitó que el pelirrojo las viera, pero supo que tendrían una conversación larga y tendida luego de que JaeJoong le mirara con una complicidad que le erizó el vello de la nuca. Complicidad y seriedad que se podía traducir como un mortificante: "tenemos que hablar".

Por el momento agradecería la salvada que le hizo. Cuando ChangMin sentía curiosidad por algo, podía ser de lo más cabezota.

—A TaeYong. —Dijo JaeJoong con simpleza, enganchándose al brazo de ChangMin—. Deberíamos ir ya, tenemos que hacer una búsqueda sobre los posibles...

Los tres volvieron a tensarse. Tenían que buscar a los posibles abusadores de TaeYong.

Asintiendo, con el rostro tenso y la respiración contenida, ChangMin salió de la habitación con JaeJoong abrazado a su brazo y YoonOh pisándole los talones.

No sabía cuánto tardarían en tener información, mas era obvio que no sería demasiado tiempo. Como antiguos reyes del infierno tenían sus contactos especiales en el submundo. Además, sólo tendrían que buscar en los orfanatos relacionados a esa iglesia en específico.

Deteniéndose frente a un espejo que TaeYong tenía en la sala de estar, ambos demonios voltearon a ver a YoonOh.

—Asegúrate de avisarnos cualquier cosa.

—Sí. —ChangMin asintió a las palabras de JaeJoong—. Y cuídalo con tu vida.

YoonOh sonrió, metiéndose las manos en los bolsillos.

—Saben que vivo y muero por él.

—Ni que lo digas.

YoonOh rió entre dientes por el bufido de JaeJoong, altamente agradecido por poder contar con ellos una vez más.

Alzando una de sus manos, ChangMin chasqueó los dedos. La inmediatez de las sombras que los envolvieron no dejaron de sorprender a YoonOh a pesar de que lo había presenciado gran parte de su vida. Como enormes lenguas de fuego, las sombras se alzaron alrededor de ambos demonios, creando unas cadenas oscuras que pronto quedaron convertidas en una especie de jaula que le profirió una visión borrosa sobre ellos.

—Cuídate, YoonOh.

—Ustedes también.

YoonOh le sonrió a ambos, despidiéndose con un sutil movimiento de su cabeza.

Con la misma rapidez, las sombras y los dos demonios desaparecieron, dejándolo sumido en la tenue iluminación que los primeros rayos del sol de la mañana le aportaban a la acogedora cabaña.

YoonOh se mordisqueó el labio inferior.

No sabía por dónde comenzar, por dónde buscar, qué hacer, tenía muchas responsabilidades a cargo y muchos problemas que solucionar. Esto era como estar en el ojo del huracán y no saber hacia dónde moverse para escapar.

Su prioridad: TaeYong. Quizás eso era lo que más debía tener en mente.

Dando un rápido vistazo a su alrededor para confirmar que todo estaba en orden, YoonOh caminó perezosamente hacia la habitación.

Lo que más estaba deseando en ese momento era tener a TaeYong entre sus brazos y mantenerlo a salvo de lo que fuera. De los humanos, de los demonios, de los ángeles, de las pesadillas.

Fue casi ceremonioso para quitarse la ropa y quedarse sólo con su bóxer, siempre con la mirada fija en la tranquila expresión del rostro de TaeYong. Nadie podría pensar que acababa de llorar como un pequeño niño pidiendo ayuda por su vida.

—¿Qué atrocidades has vivido?

Susurró YoonOh, siendo delicado al momento de meterse en la cama.

Y así como admiraba el acople entre ChangMin y JaeJoong, su cuerpo y el de TaeYong se acoplaron de la misma manera, sin importar que TaeYong estuviera dormido. Su cara de muñeca prácticamente se le subió encima una vez lo sintió, escondiendo el rostro en su cuello e inhalando profundamente antes de suspirar, volviendo al ritmo habitual de su sueño.

YoonOh sonrió, sintiéndose cálido por dentro, abrazando al amor de su vida y permitiéndose que ambos se fundieran en la calidez que el palpitar de sus corazones unidos creaban.

El tiempo debería congelarse para dejarlos allí, en una eterna oleada de amor.

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⏰ Last updated: Sep 21, 2023 ⏰

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Rey del Infierno. [JaeYong]Where stories live. Discover now