Verdades a ojos cerrados.

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El odio es tan fuerte como el amor. Es capaz de mover montañas, de nublar los cielos, de resucitar a los muertos. Mientras el odio te pudre por dentro, el amor te hace vivir. ¿Cómo decides seguir adelante? Sintiéndote vacío o pleno. ¿Cuál es la respuesta correcta? A veces, me parece ver que la gente prefiere el odio antes de que el amor. ¿También quieres ir allí? Porque es un viaje sin retorno. 


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La adrenalina tenía a TaeYong con la mente en las nubes y su cuerpo moviéndose con gran agilidad por el estrecho espacio que el callejón junto a la tienda le ofrecía. Y todo gracias a eso sensacional que gatillaron las palabras de YoonOh.

Tan pronto como el demonio le indicó que fuese él quien se encargara del demonio porque los "demonios de verdad" debían encargarse de los humanos, el diácono puso los ojos en blanco y se quedó completamente rígido en su posición. TaeYong por un momento se cuestionó si es que acaso el demonio que parecía un ser calcinado cubierto por lodo podrido estaba poseyendo al diácono, pero en el momento en que el demonio le gruñó a YoonOh, supo que no. YoonOh estaba bloqueando la posesión sin siquiera mover un dedo.

¿Cómo mierda lo hacía? TaeYong se encargaría de preguntarle después. Ahora mismo el demonio aquel era su preocupación principal. Tenía entendido según sus estudios demoníacos que los demonios, al perder repentinamente una posesión, quedaban débiles. Éste no estaba para nada débil, por lo que existían dos opciones: YoonOh no había roto la posesión y sólo la estaba bloqueando temporalmente -suponiendo que era capaz de hacer algo así- o el demonio era más fuerte de lo que parecía.

Chasqueando la lengua en una queja silenciosa, TaeYong se agachó antes de que el demonio lograra ponerle las manos en la garganta; deslizándose por la pared para impulsarse con ayuda de ésta misma hacia adelante. Uno de sus cuchillos que estaba debidamente bendecido por la iglesia -DoYoung- atravesó la carne quemada de la cadera del demonio. El demonio soltó un alarido que hizo temblar la tierra, al mismo tiempo que, de un manotazo, apartaba la mano de TaeYong.

Mierda.

TaeYong se tragó un quejido de dolor.

Cada vez que esa bestia le tocaba, su piel sufría pequeñas quemaduras que le recordaban al ácido.

Con la rapidez que contaba el demonio, a TaeYong no le quedó de otra más que ignorar su dolor y volver a moverse. Ésta vez se apresuró a subir al enorme contenedor de basura, viéndose en la obligación de correr hasta el extremo contrario de éste.

De haber sabido que se enfrentaría a un demonio, habría traído agua bendita o la espada que a veces DoYoung le permitía usar. Lamentablemente sólo traía consigo sus cuchillos y unas delgadas cadenas que no había tenido oportunidad de utilizar aún.

Maldita sea, se suponía que no debía terminar así todo esto.

Antes de saltar del contenedor de basura, TaeYong giró sobre la punta de sus pies en dirección contraria, aprovechando esa distracción rápida para tirarse sobre los hombros del demonio. A la mierda si terminaba con algunas quemaduras superficiales, luego arreglaría todo eso.

Quedando a lo caballito sobre la espalda del demonio, TaeYong tomó la oportunidad  presentada en bandeja de plata, y que aún tenía dos de sus tres cuchillos, para enterrarlos en los costados del cuello del demonio.

El demonio gritó, moviéndose bruscamente de un lado a otro.

Un exorcismo común serviría, ¿verdad? Así como lo había hecho con las mascotas de los ángeles en el club de BDSM.

Sin pensárselo dos veces, TaeYong comenzó a recitar partes de la biblia, enterrando más y más los cuchillos en el cuello del demonio. La sangre se derramó, negra, caliente y densa, recorriendo sus dedos y cayendo por sus antebrazos.

Extrañamente, la sangre no quemó como lo hacía la "piel" del demonio. Aunque eso no le quitó lo desagradable de su aroma.

Esa noche en el club de BDSM, las mascotas de los ángeles había reaccionado apenas le escucharon, a diferencia de como sucedía con demonios tomando posesión de humanos. Dependiendo de su poder, era si reaccionaban o no, a veces podía tomar horas.

Con éste demonio no fue así. De hecho, tan pronto como TaeYong comenzó a soltar en latín algunos versículos, el demonio se precipitó al suelo, revolcándose con TaeYong sobre su espalda.

¿Tan débil era?

El demonio se quedó repentinamente quieto.

Con la sospecha latente en su piel, TaeYong se levantó de un salto de la espalda del demonio, mirándolo fijamente. Estaba muy quieto, extrañamente quieto.

TaeYong no tuvo reparos en darle una patada.

El demonio giró sobre su propia espalda, quedando recostado boca arriba en silencio por segundos que se extendieron de manera eterna. Hasta que rompió en risas.

La sangre de TaeYong se volvió hielo tan pronto el demonio comenzó a reír. Una carcajada alta, cruel, burlesca.

¿Qué...?

Rey del Infierno. [JaeYong]Where stories live. Discover now