Emily ha estado toda su vida deseando tener una floristería gracias al amor y magia que emprende de su madre por las personas y su padre por cualquier cosa que brote de la tierra.
Sin embargo, la vida no es capaz de sonreír todo el tiempo.
Su vida c...
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Descubrió que, su estrés no era por la muerte de su padre, nunca, en todos esos años, había estado así de deprimida por esas fechas, por más que le doliera sabia como afrontarlo o como mantenerse a flote. Normalmente, ni siquiera la notaban, su tristeza no pasaba de un encierro y algunas lágrimas que se borraban al día anterior para dejarla continuar.
Estaba estresada, no por Eliot, ni por su padre.
Emily confiaba en su madre, era lo más parecido a una amiga que duraría siempre, así que, se acostumbró a contarle absolutamente todo por más incómodo o malo que fuese, merecía el regaño o que se burlase de ella, pero, confiaba más en su mamá que en cualquier persona sobre el planeta. Incluso sus hermanas envidiaban esa confidencialidad que tenían solo los varones y ella, esa confianza para bromear de todo o llorar por nada solo con ella.
Por eso estaba tan molesta, por eso el aniversario de muerte le peso tanto, porque sintió que estaba perdiendo toda esa confianza y sabía que volver a recuperarla sería demasiado difícil. El primer hijo de su hermano mayor fue con una niña menor que él, para ser exactos su hermano tenía diecisiete y ella quince, sus padres amenazaron con demandarlo si no se casaban, a pesar de que eso era ilegal, existían pueblos que lo permitían.
Emilia se negó a que su hijo se casara tan joven, pero prometió que lo obligaría a hacerse cargo de esa niña que cargaba su exnovia, era su responsabilidad y su madre solo apaciguo las cosas hasta que naciera y pudieran establecer tanto una manutención como las visitas. No se encargó de nada respecto a su estudio o un trabajo, como pudo se graduó mientras trabajaba en una biblioteca ubicada en la plaza del Restrepo, a dos horas de su casa, Emilia no fue a su graduación, tampoco vio como recibía los honores de estudiante ejemplar o el niño que era excelente en matemáticas y se había ganado una beca completa, quería lastimar a su hijo y lo hizo por muchos años.
Y desde eso, Luis se mostraba cada día más triste ante la poca confianza y palabra que le daba su mamá, tardaron casi cuatro años en volver a hablarse con normalidad, en que volviera esa fe en su hijo.
Emily no quería eso, no quería que la rechazara y por eso se lo contó. Solo pensar en su hermano solo durante esos cuatro años la destrozaba, en especial porque ella no podía regresar.
La llamo, su madre también estaba embarazada y hablo con ella un buen rato sobre su embarazo, sobre quién era el padre y sobre si sostenía una relación. No recibió una respuesta de quién era el papá de su nuevo hermano porque era un desconocido para su hija, tampoco si se haría cargo o tendría una relación con ella y su nueva hija, pero tenía un mes más que Emily, solo se había enterado tarde.
En cuanto la videollamada se realizó, Emily comenzó a llorar, solo se rompió pidiéndole perdón a su mamá por decepcionarla, porque estaba segura de que para Alex y para sus hermanos ese embarazo no sería más que un error sin retorno para corregirlo, a pesar de que lo quería y se lo explico de mil formas. Entre lágrimas no dejo de pedirle perdón por ocultárselo, pero no mentía al decir que no lo quería.
