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El clima seguía siendo lluvioso, aunque para el profesor de ojos color cielo, comenzaba a ser un clima deprimente.

No iba a avisar a nadie de su situación, sería "alarmar gente sin razón", según él. Sabía que era la enfermedad, casi todo el mundo en el mundo mágico lo sabía, pero al ser una enfermedad tan rara de sufrir, generalmente se armaba un revuelo horrible; quería evitar eso a toda costa.

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Estaba sentado en su oficina, tenía el rostro oculto en sus manos.

El lugar por sus estantes llenos de libros, frascos brillantes de líquidos azulados y violetas, las luces mágicas de color cálido, y los muebles de roble oscuro; antes era acogedor, ahora sólo iba a ser una oficina fría, vacía, deprimente.

Él no iba a estar allí en un par de meses
—si es que tenía suerte de que le queden meses— y nadie lo sabía, solo él, y planeaba guardarlo hasta que fuera imposibles esconderlo. ¿Por qué? La respuesta es bastante "racional" según él, para hacer que esta molestia con las flores desapareciera tenía que hacer que su amor sea correspondido. O podría tomar la opción de intervención mágica, extraer las flores de raíz. El problema con esta solución era que el ususuario perdería toda capacidad de amar, no quería y no iba a arriesgarse a sentir aquel vacío que podía generar la falta de amor en su persona.

Él amaba a sus estudiantes, amaba su pasado, amaba a sus amigos, amaba su trabajo,  él amaba a Severus. No quería perder ese sentimiento tan hermoso que lo caracterizaba, prefería morir amando que vivir vacío.

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—¡Claro que estoy bien! Estoy en una pieza ¿no?

Se escuchó la suave risa cansada seguida de un suspiro pesado del joven profesor.

—Tienes ojeras encima de tus ojeras, no. Te ves bien.

Replicó la que anteriormente fue su profesora, con una expresión de preocupación por el aspecto pálido y cansado del chico de ojos atrapantes, los cuales ahora se veían apagados y opacados por ojeras oscuras que sobresalían por su piel color nieve, esta tampoco tenía el toque rosa de antes que lo hacía ver vivo. El chico estaba mal, y eso era claro, solo que parecía no quererlo admitir.

— No digas esas cosas Minerva~

Arrastró las palabras con un puchero, mirando a la profesora. Estaba haciéndo un drama de a juego, esto claramente divirtió a la adulta mayor, por lo que con una suave risa comenzó a caminar hacia su clase.

—Deberías tomarte un tiempo para descansar, estoy segura que Severus podría cubrir tu clase si se lo pides...

El chico de cabellos albinos pareció pensar en algo cuando escuchó a McGonagall mencionar el nombre, tal vez podría pedirle algo para esconder los síntomas o...

Una horrible tos llenó el pasillo, que se encontraba anteriormente callado. La mujer que pretendía alejarse de allí corrió hasta el jóven de azules ojos. El chico estaba arrodillado en el piso, sus manos cubriendo su boca, sus ojos se encontraban llorosos por hacer tanto esfuerzo al toser y tenía el rostro rojo por asfixia.

Apenas podía escuchar a la profesora como un ligero murmuro lejano, pudo distinguir pasos provenir de diferentes lugares, más voces; lo estaban mareando. Su estómago empezaba a doler por la dificultad que estaba teniendo para escupir esa condenada flor, cuándo menos se lo esperó, allí la tenía, entre sus manos, una flor amarilla, algo incompleta, y un tallo con espinas saliendo de su núcleo, oh, y el dato más importante; cubierta en sangre, su sangre.

—N-no...

Es lo que su débil voz alcanzó a decir, no podía hablar debido al daño en sus cuerdas vocales y tráquea, tal vez, a diferencia de lo que pensaba, no le quedaban meses.

Le quedaba, con muchísima suerte —que no estaba teniendo— le quedaba un mes entero.

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—No... No pensé que avanzara tan rápido... He visto casos de gente que sufre al menos 3 meses luego del primer pétalo... Yo- yo duré un mes y medio...

Se notaba un tono triste en su voz, mientras miraba al piso. El viejo director suspiró pesadamente.

—Deberíamos avisarles a los demás profesores, al menos ellos tienen que saber de esta situación...

Escuchó a la mujer mayor hablar.

—¿Para qué? Ellos no pueden hacer nada, y no quiero alarmar a nadie.

Replicó el joven profesor, por parte tenía razón, nadie podría hacer nada, su decisión iba a seguir siendo la de morir con esto en vez de buscar intervención.

La pequeña "reunión" con el director terminó con un 'ya veremos que hacer'.

Más aún, sabían que no había demasiado tiempo de pensar en "qué hacer".

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𝐃𝐞𝐚𝐝𝐥𝐲 𝐁𝐞𝐚𝐮𝐭𝐲 ┇║ Snape Severus × Male!Oc!ReaderWhere stories live. Discover now