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La mayoría de los ninjas estaban en el estadio para ver la pelea entre Boruto y Shina, el rumor vuela en la Aldea cuando ya se trata del hijo del Hokage.

Ahora mismo nuestro chica del sharingan preparaba sus armas que fueron regalo de Konohamaru, alistó todo y se miro una última vez en el espejo.

–¡Perfecto!.

Sonrío, camino hacia la puerta y al abrirla él estaba frente ella apunto de tocar.

–Hola. ¿Que haces aquí?. ¿Vienes a desearme suerte?.

–Para nada.– frunció el ceño –Vine para resolver un asunto contigo.

–¿Conmigo?. ¿Que hice?.

Mientras ella creaba preguntas en su cabeza, nuestro ninja de ojos azules esperaba su llegada, pero ya era la hora.

Medio día.

Y ella no aparecía.

–Dudo que se haya quedado dormida.– Boruto empezaba a preocuparse un poco.

La gente murmuraba el por qué de su tardanza, querían saber ya quien podría ganar entre ellos.

–¡Boruto!.

Mitsuki y Sarada aparecieron a su lado.

–Es raro que Shina no llegue. ¿Y si le pasó algo?.– el Uzumaki pregunto.

–Descuida.– Mitsuki lo calmo –Estoy seguro que ella ya debe estar viniendo. Jamás llega tarde a algún lado y más tratándose de ti.

–¿Deberíamos buscarla?– propuso Sarada.

–¡Allí esta!.

Boruto señaló la entrada al estadio y la chica corría con rapidez hacia ellos, él sonrió, pero cuando vio su rostro se preocupo.

–¡Boruto!.

La peliblanca se escondió atrás suyo y señaló por donde ella vino.

–Tu amigo me esta molestando y asustando.

–¿Amigo?.

Kawaki caminaba hacia ellos con calma, pero serio.

–¡Kawaki!. ¿Por qué asustas a Shina?.

–No te metas.– él ignoro la pregunta de Sarada.

–¡Dice que lo conozco de antes, pero yo no lo recuerdo!– acuso la chica del sharingan –Quise irme, pero me retuvo y tuve que huir por la ventana. Me lleva siguiendo y gritando todo el camino.

–¡Es porque sabes de que hablo!.

–¡Mientes!.

–Tal vez deberían calmarse un poco, todos nos miran.– dijo Boruto –Kawaki, si Shina te conociera de antes te hubiera reconocido desde el momento que te vio.

–Ella mismo lo dijo. Le parezco familiar, yo la conozco desde antes que ustedes le encontrarán ese día.

–¿Cuando te llevamos al laboratorio?.

–¡Pero yo no recuerdo eso!.– se defendió Shina, quien seguía detrás de Boruto.

–¡Claro que lo recuerdas!.

Este golpeó a Boruto para quitarlo del medio y así sujetar a la chica de su ropa.

–¡Deja de mentir y dime como me conoces!.

Ella miró a su amigo en el suelo por el golpe en su mejilla, la marca empezaba a notarse en segundos y su equipo lo ayudo a ponerse de pie.

–Lo golpeaste.

¿Otra Uchiha?Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu