Los días antes de navidad había llegado la nieve decorando toda la ciudad y el bosque con esa fría nieve blanca que hacía a muchas personas sonreír y a otras cuantas sufrir.
—Aún recuerdo cómo fue mi última navidad sola, estaba en mi departamento sin calefacción, en celo y sola —murmuro triste la omega.
Estaban frente a la chimenea, solamente Lisa y ella.
Jennie estaba en su regazo mientras la alfa acariciaba a su omega y se llenaba del rico aroma a flores.
—Sería tan feliz si te hubiese encontrado antes y no hubieses tenido que sufrir todo eso —la alfa besa los labios de Jennie.
Las dos se quedaron viendo hacia la chimenea.
La alfa planeaba proponerle matrimonio mañana de la misma manera en que estaban las dos.
Estarían solas, frente a la chimenea y sería justo a la media noche.
La alfa estaba emocionada, pero al mismo tiempo nerviosa.
—¿En qué piensas alfa? —Jennie dejó un besito en su cuello.
—En lo mucho que te amo —Lisa sonrió mostrando sus dientes.
Jennie sonrió más y acarició las mejillas de su alfa.
—Los cachorros se ven muy emocionados por la navidad.
Lisa asiente y ríe un poco.
—Adoran la navidad, era mi época libre y Jiwoo siempre dejaba la casa por unas semanas. Era un momento solo de nosotros, como familia —Lisa pegó su nariz a la fuente de aroma de Jennie.
—¿Crees que deba irme para que vuelva su festividad de alfas? —la omega preguntó divertida y la alfa negó muchas veces.
—No, era una festividad en familia, Jiwoo no era familia, tú eres parte de la familia, eres su madre y eres mi omega —la alfa besó a la omega y este sonrió.
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La mañana del cumpleaños de Jennie fue especial.
Con los cuatro alfas llevándole el desayuno a la cama y dándole muchos abrazos y besos.
Lisa le dio un collar muy lindo y sus cachorros otros regalos lindos.
Yoon le dio un bellísimo vestido azul.
Yeonjun una taza hecha por él mismo.
Y Chaewon le hizo un dibujo de ellos dos juntos.
Los tres alfas estaban preparando la cena de noche buena, con Jennie vigilando todo y dándole tareas sencillas a los alfas que ella sabía no eran los mejores en la cocina.
—Mami, quiero servilleta —Chaewon apuntó a una servilleta, tenía sus manos y ropa llena de chocolate— Por favor.
Jennie le sonrió— Creo que cambiarte de ropa sería la mejor opción, bebé.
La alfa con ayuda de su madre se bajó de su sillita y tomó la mano de Jennie para caminar al baño donde le lavó sus manos y quitó los rastros de chocolate.
Le puso un lindo suéter azul con unos pantalones bonitos.
La omega la puso en su regazo.
El bebé empezó a reír y tomó las mejillas de Jennie.
Le dio un besito en la punta de la nariz.
—Mi hermoso bebé —susurró la omega y la cachorra rio, Jennie acomodó el suéter de la cachorra— Te compraré más suéteres, estos ya te están quedando un poco cortos, bebé.
—Mamá compró anillo —dijo la cachorra.
Jennie sintió sus mejillas calentarse.
Rio nerviosa y abrazó a su cachorrita.
¿Un anillo?
¡Un anillo!
La omega de Jennie se emociona en su interior saltando y aullando de felicidad.
La omega toma la mano de Chaewon y salen de la habitación.
Lisa se encontraba cortando las papas para unas papas gratinadas en queso.
La alfa se veía que batallaba, tenía su lengua entre sus labios como una forma de demostrar su concentración.
Jennie sonrió.
Su bella alfa.
¿Futura esposa?
Eso espera.
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La noche llega con la familia teniendo una adorable cena.
Los cachorros estaban emocionados por tener a su familia reunida completamente y Jennie estaba feliz de no estar sola esa navidad.
Al final de la cena le cantaron "feliz cumpleaños" a Jennie con un pastel de chocolate, era rústico y se notaba que Yoon lo había decorado.
La omega no deseó nada porque realmente ya tenía todo lo que quería.
Eran las 23:45, la alfa y la omega estaban recogiendo todo lo que tuvieron durante la cena.
Ya estaban usando sus pijamas.
La alfa estaba feliz.
Tenía su último regalo en su bolsillo.
—Jen, ven —la alfa estaba sentada en la alfombra frente a la fogata.
El pino de navidad estaba apagado por lo cual lo único que daba luz era la fogata.
Sus manos estaban sudando y podía sentir que los nervios lo carcomían.
La omega se sentó junto a ella recargando su cabeza en su hombro.
La alfa acarició las piernas de su omega.
—Te amo, Jennie.
—Yo también te amo, Lisa.
Las dos estaban susurrando.
El sonido de la madera quemándose era lo único que se escuchaba.
Los cachorros estaban dormidos y Lisa estaba tan feliz de que estuvieran tranquilos.
Lisa se sentó de forma que estaba frente a Jennie.
—Jennie, eres mi omega, eres la persona a la que más amo en el mundo. Toda mi vida estuve buscando ese sentimiento de amor que solamente tú pudiste darme, me trajiste felicidad, vida y luz a mi vida, y además de todo eso eres la madre de mis hijos, les das todo el amor que ellos merecen —Lisa sacó la cajita y la abrió dejando ver el gran diamante— Quiero poder tener el honor de decir que soy tu esposa, que soy esposa del ser humano más hermoso por dentro y por fuera, que a pesar de que eres más joven que yo, eres la persona más sabia que he conocido, eres trabajadora, inteligente y tienes un corazón puro... ¿Quieres casarte conmigo?
Jennie podía sentir como su corazón latía rápido, sus ojitos estaban llenos de emoción y su alma se sentía completa.
Asintió muchas veces— Sí, Lisa —se aventó hacia Lisa riendo— Sí, sí, sí, sí, siempre será sí.
La omega se acercó a Lisa y beso sus labios, acarició el cabello de Lisa y sus mejillas.
—Te amo, omega —susurró la alfa.
—Te amo más, alfa —susurró la omega y volvió a besarla.
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