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Madera, libros y algo cítrico... Conocía ese aroma, ¡lo detestaba!

El pelirrojo abrió los ojos y se sentó abruptamente, sabía que la única forma de percibir ese perfume era porque su dueño estaba por ahí. Notó una leve molestia en el brazo, lo miró y ahí estaban las vendas cubriéndolo.

Esto no podía ser cierto...

-¡Buenos días Chuuya!, veo que por fin despertaste, sinceramente esperaba que murieras- Dijo un moreno sonriente desde el umbral de la puerta. Traía consigo una jarra de agua y unos paños.

-¡ Dazai!. ¡Maldita sea! ¿qué estás haciendo en mi casa?. 

-Esa no es la forma de hablarle a quien te salvó la vida. Es más... deberías estar de rodillas agradeciendo mi esfuerzo y cuidados...

- ¡Cierra la boca! , no te necesito y tampoco te pedí ayuda. Soy perfectamente capaz de cuidarme solo.

Chuuya se sentía débil, necesitaba descansar un poco más pero para eso debía hacer que Dazai se marche.

-Ay Chuuya por eso es que nadie te quiere, siempre tan necio y orgulloso.

Dazai se acercó al velador, colocó la bandeja allí  y se sentó en el borde de la cama. Levantó su mano en dirección a Chuuya. Chuuya instintivamente se alejó del alcance del pelinegro. Sus mejillas levemente sonrojadas, sintió como su corazón se aceleraba un poco

-¿porqué me estoy poniendo nervioso?- Pensaba Chuuya mientras veía al pelinegro con sorpresa.

- Chuuya,  favor coopera conmigo, quiero comprobar cómo va tu fiebre.

El pelirrojo se molestó y dijo:

-Todos estos años... Incluso después de usar corrupción... Siempre me dejaste a mi suerte, ¡idiota! y hoy vienes a fingir que te importa. ¿Qué demonios estás planeando?

- Planeo salvarte la vida porque al parecer eres una pieza fundamental para llevar a cabo mi suicidio perfecto. Como aún no descifro el método, no puedes morir... Además en todas las ocasiones anteriores sabía que estarías bien.

Dazai alzó los hombros restándole importancia a la declaración que acababa de hacer, como si fuera lo más lógico del mundo.

- ¿Suicidio perfecto?

- Realmente te golpeaste muy fuerte antes ¿cierto? . Lo hablamos hace dos días cuando me besaste en la sala...

¿E... entonces no fue una alucinación?..
El rostro de Chuuya tenía una coloración intensa.

- Estás demente, ¡yo no te besaría ni aunque mi vida dependiera de eso!. - Chuuya trato de alejarse más pero chocó con el espaldar de la cama

- Sí, sí, repitelo hasta que te lo creas... - Dazai estiró su mano y atrapó la mejilla de Chuuya, lo atrajo hacia sí. Su mirada fija en él...

El corazón de Chuuya latía a mil por hora, ¡había besado a Dazai ese día!, se dejó llevar, pero solo un instante después había reaccionado, empujó al miembro de la agencia, le dio un puñetazo y lo echó de su casa... Ahora, nuevamente estaban solos  y Dazai estába dirigiendo su rostro al suyo.

- De...¡detente ahora mismo!

Su mirada lo hipnotizaba, debía alejarse, pero no podía... No quería... En el fondo quería volver a experimentar eso...Ahora que supo que no eran alucinaciones suyas quería más pero a la vez le aterraba.
Cerró fuertemente los ojos y sintió la suave piel de Dazai sobre la suya.

Había colocado su frente sobre la de él.

- Definitivamente ya ha pasado lo peor, no tienes nada de fiebre-
Dijo el pelinegro alejándose de Chuuya y preparando el paño.

- Ahora sé un buen mafioso y acuéstate para que pueda colocarte el paño.

Chuuya no podía creer esa situación. Había esperado, ansiado probar los labios de Dazai y no ocurrió... A regañadientes se acostó nuevamente y le permitió a Dazai que le coloque el paño en la frente.

- Necesito descansar un poco... Las puertas de mi casa están abiertas así que puedes largarte por donde veniste Dazai.

Chuuya se acomodó entre las cobijas. Sintiendo el llamado de morfeo

- Ya estás recuperando tu encanto natural.

Chuuya se quedó dormido y no supo si Dazai se fue o no...

¿Morir De Amor Es Suicidio?Where stories live. Discover now