Historia donde Lucy se comió la Diamond Diamond no mi, modelo: Diamante Blanco, obviamente en su niñez...
Se preguntaran... ¿Por qué una bendita infante, de todas las personas, tiene tremenda fruta en manos? Simple, un pescador, actualmente retirad...
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-Tiempo: minutos antes.
-Lugar: algún callejón en la High Town.
"Bien... Recuerda, hasta que te demos la señal no puedes descuidarla, tengo que reunirlos a todos y arreglar todo y sabes que voy a tardar"- dijo el rubio fumando un puro recostado en una de las paredes del callejón en el que se encontraban, tenía en una mano una libreta similar a la de la peli-blanca junto con un lápiz.
Al frente del rubio se encontraba una silueta femenina fumando un cigarro viéndolo fija y atentamente. Esta expulsando el humo de sus labios respondió.
"Lo tengo bien claro, cariño"- dijo otra voz siendo aparentemente de la silueta. Esta se escuchaba dulce, cansada y femenina.
"Bien, le agradezco por la ayuda, nos vemos, y por favor, recuerde llevarla a la hora acordada"- respondió el rubio dejando de recostarse en la pared y dándose paso a salir del callejón mientras que levantaba la mano a forma de despedida, dejando a la silueta atrás fumando sola.
"Tu tranquilo... Lo cumplire, se lo merece por sus esfuerzos después de todo"- respondió expulsando nuevamente humo de su boca mientras que una sonrisa cansada y llena de cariño se daba un poco a apreciar en su pálido rostro.
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░▀▄▀▄Actualidad ▄▀▄▀░
La peli-blanca tuvo que agacharse rápidamente antes de que un objeto punzante le diera de lleno en el cuello, al fijarse era una estrella, más en especifico era un origami que termino traspasando las duras paredes de ladrillo. Solo conocía una persona capaz de hacer eso con el papel y era.
"Ho-hola, Miss. Vidalia"- se dio la vuelta y saludo tartamudeando a la silueta en la entrada al callejón, era la misma silueta con la que el rubio había hablado anteriormente.
"Mmm, ¿Qué estará haciendo mi discípula, en un callejón al lado de cinco cadáveres humanos estando con la guardia baja?"- pregunto dando un paso al frente lanzando y atrapando en su mano otra estrella hecha de papel de apariencia bastante filosa, dando chance de ver su apariencia.
Era una mujer rubia de piel blanca mayor de edad, aparentaba estar en los cincuenta. Palabra clave, aparentaba. Llevaba una camisa cían, una chaqueta cazadora de cuero negra con tachuelas en las hombreras, jeans rasgados de color caprino y botas blancas de suela negra. En su pierna derecha tenía un bolso abierto del cual resaltaban paginas de diversos colores.
"¿Cómo qué cinco si solo hay tres bolsas?"- se pregunto mentalmente volteando a ver a las bolsas, y en efecto, eran tres -"N-no es lo que parece, Miss. Vidalia. Y-yo por accid-..."- no pudo terminar debido a que la mayor levantó un dedo indicando que guarde silencio mientras que una sonrisa traviesa aparecía en su envejecido rostro.
