𝙲𝙷𝙴𝚁𝚁𝚈 𝙻𝙾𝙻𝙻𝙸𝙿𝙾𝙿 - 𝙷𝚈𝚄𝙽𝙻𝙸𝚇

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[Faltas ortográficas diganme, con confianza]

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— Por supuesto que no iré a su casa — hablo en un tono más alto de lo normal — ¿Quien se cree que es?

— Lix, tú mismo le diste alas al dejar que te bese
en ese salón — respondió Han — Ahora debes
Cortárselas.

— ¿Sólo por un par de besos cree que puede
tenerme? — río irónicamente — Esta muy
equivocado si piensa que voy a caer así de fácil,
tiene que hacer mucho más que eso.

— Pues no vayas a su casa y listo — se encogió de
hombros — Se acabo el problema.

Felix sabía que le estaba poniendo mucha
atención al asunto, cosa que jamás había hecho
con ningún otro chico. ¿Por qué con Hyunjin era
diferente? Había estado investigando sobre él y
todos le decían lo mismo: «ten cuidado, es todo un rompeCorazones».

Y aunque Felix no era ningún angelito
pues le gustaba provocar a los demás haciéndoles saber que sólo en sus sueños más húmedos podrían tenerlo pero Hyunjin no tenía pudor. Él se acostaba con quien sabe cuántas, le gustaba
llevarte al cielo para después dejarte caer sin
previo aviso y no quería ser uno de ellos.

Era irónico que él chico más deseado de la
universidad estaba en conflicto con la actitud del
pelinegro. Claro, él le gustaba, más bien le gustaban sus besos salvajes y la forma en la que sus grandes manos le tocaban, pero eso no era suficiente para caer en sus enredos ¿o sÍ?

— ¿Vamos a comer algo? — preguntó Han,
mientras caminaba hasta el estacionamiento junto a Felix.

— Si quieres. Necesito comprar más paletas — Acababa de comerse una paleta hace una hora y ya tenía ganas de otra. Él realmente tenía una adicción

— Si, está bien. Pasaremos al supermercado por
ellas.

Aunque Han no estaba de acuerdo con
que su amigo consumiera tanto dulce, pues le
preocupaba su salud, pero después de advertirle
tantas veces y que éste solamente lo haya ignorado ya no le decía nada al respecto.

Ambos subieron al automóvil y se dirigieron
al lugar para comprar un paquete de paletas
(obviamente de cereza). En la caja estaba Jeongin, un chico dos años mayor que ellos el cual siempre había intentado meterse en los pantalones de Felix, pero claro, nunca lo había logrado.

— Son 2,000 wones — pidió con seriedad.

— ¿Por qué tan serio, Innie? — Felix se río — ¿Aún estás dolido por qué no lograste nada conmigo?

— ¿Q-que? — frunció el ceño — No, para nada.

— Seguro — se burló y le entregó los billetes —
Aquí tienes.

— Gracias. Eh, Felix. ¿me contestas los mensajes? — se rascó la nuca con nervios.

— Claro — le guiñó un ojo y salió junto con su
mejor amigo del lugar, quien solamente había
observado aquella escena sin decir nada, pues ya
estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones entre su amigo.

Después se dirigieron a un restaurante de comida
rápida, Felix era un bailarín y debía mantener su
linda figura, pero parecía importarle poco pues
comía demasiado. Y para su suerte, no engordaba.

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— Entonces ¿vamos a la fiesta de esta noche? —
preguntó Minho.

— Si. Te veo ahí terminó de fumar su cigarro —
tiro la colilla en el suelo y con la suela de sus
grandes botas la piso para apagarla por completo.

No esperaba que Felix fuera a su casa, sabía que era solo un calienta pollas. Así que se largaría
a aquella fiesta en donde desquitaría sus ganas
cogiéndose a alguien más, pero tenía claro lo que
quería lograr.

Sea como sea, conseguiría follarse a ese chico
egocéntrico y no solamente eso, también se
encargaría de destruirlo. De usarlo una y otra vez
para satisfacerse y después dejarlo como si no
fuera nada.

Pues insistía que alguien debía hacerle bajar de
esa nube en la que creía que podía tener a todos
los chicos detrás como idiotas y hacerles lo que
quisiera.

Llegó a su casa y lo primero que hizo fue tumbarse en su cama boca arriba con el celular en la mano. Revisaba las redes sociales, en donde todos hablaban de la fiesta de aquella noche así que aprovechó rápidamente para fijarse en quien iba asistir y definitivamente esa noche iba a tirarse a alguien.

No es que él fuera un adicto al sexo. Simplemente
como todo hombre, lo necesita y además, le
causaba satisfacción escuchar los gemidos
suplicándole por más. Le hacía sentir bien a su
egocentrismo.

Llegó la noche y estaba listo para irse a la fiesta,
pero grande fue su sorpresa cuando alguien tocó el timbre de su casa y sí, ese alguien era Felix.

El pelinegro soltó una risita sin poder creer lo estúpido que ese chico era. Realmente estaba en su casa y ni siquiera tuvo que esforzarse, ni dejarle su dirección. Él la había sacado de quién sabe quien y eso demostraba que lo tenía a su merced.

Abrió la puerta y recibió al castaño con un halago. — Que sexy te ves hoy. ¿Te has arreglado para mí?

— Quisieras. Me arreglo para mi, no para nadie
contestó con arrogancia — ¿Ibas a salir?

— La verdad es que no creía que ibas a venir, así
que hice planes esta noche.

— Bueno, pero ya estoy aquí. ¿No?

— Pues sí, pero no voy a perderme esa jodida fiesta — se encogió de hombros — Si quieres puedes venir conmigo.

Felix lo pensó unos segundos y finalmente aceptó. De todos modos ya estaba fuera, aunque en el fondo le hubiera gustado más quedarse en la habitación de Hwang.

Ambos subieron a la motocicleta y él pelinegro
aprovechó la situación para molestarlo poniendo
en marcha el vehículo sin previo aviso, provocando que Felix se pegara más a su cuerpo y se aferrara a el con temor.

— ¡Hyunjin! — se quejó y le dio unos débiles
golpes en el brazo — ¡No hagas eso, por favor!

Él soltó una carcajada y sin molestarlo de nuevo,
arrancó el vehículo para dirigirse a la fiesta.

De nada le había servido a Felix negarse toda la
tarde diciendo que no iría con Hyunjin porque al
final terminó contradiciéndose, pero lo que no se
esperaba, era que él se encargaría de joderlo esa
noche.

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