32. Alexandria

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Todo mi cuerpo me duele, los ojos me pesan demasiado como para querer abrirlos.

No sé cómo es que sigo viva, pero lo estoy.

??: Oye, ¿sigues con nosotros? —muevo mi cabeza —. Oye…

Suelto un gruñido al intentar abrir mis ojos, pero los cierro rápido cuando una luz los cegó.

??: ¿Cómo te llamas? —entreabro los ojos.

??: Pete, no la presiones, apenas esta despertando —¿quién demonios esta hablando?

Abro los ojos por completo, pero veo todo borroso así que llevó mis manos a mis ojos para frotarlos.

Veo el dorso de mi mano izquierda, hay una intravenosa.

Intento hablar, pero solo sale un jadeo por mi garganta seca.

??: Tiene sed —giro la cabeza a la derecha.

Una mujer de sesenta años, de cabello castaño, baja estatura y ojos azules.

Ella se acerca con un vaso con agua, un hombre me ayuda a sentarme y suelto quejidos de dolor al moverme.

Todo me duele.

??: Aquí tienes —me entrega el vaso.

Bebo algo de agua, eso hace que la garganta me arda un poco.

??: ¿Puedes decirnos tu nombre?

Emily: Emily —susurro.

??: Hola, Emily —la mujer sonrie —. Soy Deana Monroe, bienvenida a Alexandria.

Emily: ¿Alexandria? —pregunto, confundida.

Deana: Estas en una zona, tranquila —vuelvo a acostarme —. Aaron y Eric te encontrado con heridas muy graves. Nuestro doctor, Pete —lo señala —. Te pudo curar.

Pete: Mucho gusto, Emily —levemente asiento con la cabeza.

Pete es un hombre caucásico de quizás treinta años de edad, de pelo rubio y ojos azules.

Pete: Tienes mucha suerte de no haber muerto, tus heridas eran graves y…

Emily: ¿El bebé? ¿Está bien?

Pete: Está bien —suspiró aliviada —. Ningúna herida fue hacia el vientre, un verdadero milagro.

Deana: ¿Recuerdas quien te hizo esto?

Por supuesto que recuerdo todo, cada detalle.

Emily: No, todo es muy confuso —miento —. Gracias por ayudarme.

Deana: No te preocupes —su sonrisa de agranda —. Descansa todo el tiempo que necesites, luego hablaremos de como puedes ayudar en la comunidad.

Asiento con la cabeza.

Ellos dos salieron de la pequeña habitación de donde esto, intento levantarme con los dos apoyados en la cama.

Pero duele tanto que mejor me dejo caer acostada.

Así no puedo salir a buscar a los demás, ni siquiera tengo una pista cierta de donde pueden estar.

Miro hacia la puerta cuando la abrieron.

Es una mujer caucásica de quizás treinta años, de ojos verdes y cabello rubio rizado. Es robusta y de mediana estatura.

??: Hola, traje tu comida —se acerca con una bandeja.

La deja al lado.

Emily: ¿Cómo te llamas?

??: Denise, mucho gusto —asiento con la cabeza —. Si necesitas algo solo grita y vendré.

Emily: ¿Por qué me ayudan y cuidan?

Denise: ¿Tú no ayudarías a alguien que encuentras con heridas graves? —desvío la mirada.

Emily: Soy una extraña, quizás podría matarlos o estoy con un grupo y traerlos para apoderarnos de lo suyo.

Denise: Corremos el riesgo —arrugó la nariz.

Emily: Ustedes son extraños —ella ríe.

Denise: Además… —la miro —. Eres la primera embarazada que tenemos aquí.

Llevo mi mano derecha a mi vientre, sonrió un poco.

Denise sin decir nada más de fue, me acomodó para poder comer, me estoy muriendo de hambre.

Acerco la bandeja, hay un jugo de manzana, gelatina verde y una sopa.

Tomo la cuchara para comer de la sopa, miro por la ventana.

Se ven algunas casas, personas caminando sin ninguna preocupación y hasta el fondo se ven unos muros.

Este será un buen lugar para nosotros, solo debo de encontrar al grupo.

Me trajeron algunos libros para que no me aburra. Pete, el doctor, me a dicho que aun no puedo levantarme.

Miró a la puerta cuando la vuelven a abrir, Deana entra con una cámara.

Descubrí que ella es la líder de este lugar.

Emily: ¿Qué sucede? —pregunto confundida.

Deana: Siempre acostumbro a grabar las entrevistas —frunzo el ceño —. Es para ver un antes y después de la persona que entra al lugar. ¿Te importa?

Emily: Ehh… no…

Deana: De acuerdo —prepara todo para que la cámara queda a su lado y frente mio.

Estoy es incómodo.

Deana: ¿Puedes decirme tu nombre completo?

Emily: Emily Miller.

Deana: ¿Qué hacías cuando inició todo esto?

Emily: Era agente del FBI, estaba en un trabajo cuando inició todo esto —explico —. Estaba en Georgia, pero en realidad vivo en Washington.

Deana: ¿Entonces vivías cerca de aquí?

Emily: Espera, ¿estoy en Washington?

Deana: A las afueras, en realidad —bajo la mirada —. ¿Cómo es que te caucionaste esas heridas?

Emily: Es una larga historia —suspiró —. Alguien me quiso matar así que yo lo mate primero.

Deana: ¿Siempre has estado sola?

Emily: Tengo un grupo, vivíamos en un lugar que creíamos seguro —suspiró —. Pero lo atacaron y nos separamos, sé que siguen vivos porque nuestro líder los mantendrá vivos porque somos una familia.

Ella se queda callada

Emily: ¿Por qué ayudarme? No me conocen, ni siquiera sabes si miento ahora.

Deana: ¿Estas mintiendo ahora? —suspiró —. Si hubieras querido herirnos ya lo habrías hecho, pero no lo hiciste.

Emily: Estoy herida como para intentarlo.

Deana: No, no te importarían tus heridas si fuera así —frunzo el ceño.

Emily: ¿Así es como dejan entrar personas? —pregunto —. Ayudan a todos sin saber a quien meten.

Deana: Para eso los entrevistó, analizó y decido —suspiró —. ¿Crees que esta mal?

Emily: Es como si no supieran como se maneja el mundo de afuera de estos muros.

Deana: ¿Y como se maneja?

Emily: La supervivencia del más fuerte.











Espero que les haya gustado

Así que

Bye Bye

𝑈𝑛 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora