34. Pequeños Problemas

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Antonio: ¡Deja de actuar así, eres una D'angelo! ¡Comportate como tal!

Emily: ¡¿Cree que quiero todo esto?! —alzó los brazos señalando toda la habitación —. ¡¿Está no es mi vida?!

Antonio: ¡¿Y cual es tu vida?! ¡Dímelo! —se acerca molesto —. ¡Ese lugar donde te tenían esas personas! ¡No tenias nada ahí!

Emily: ¡Vida! ¡Tenía vida!

Antonio: ¡¿A eso llamabas vida?! —aprieto los puños —. ¡Esa no era vida! ¡Eras infeliz!

Emily: ¡Pero era mi vida! —lo empujó —. ¡Mi vida! ¡Y no tenías derecho a quitármela, asesinó de mierda!

Me da una cachetada tan fuerte que me hace caer al suelo, me sujeta del cabello y camina arrastrándome.

Emily: ¡Suéltame!

Antonio: Te enseñaré qué a tu padre no debes de desafiar, Antonella —sujeto su muñeca, intento que suelte mi cabello —. Iras al hoyo.

Emily: ¡Dejame ir! —me tira al oscuro armario.

Antonio: Te quedaras aquí hasta que aprendas comportarte —cierra de un portazo y coloca la llave.

Golpeó desesperados la puerta.

Abro los ojos exaltada, veo a todos lados y los demás ya se levantaron, suspiró al pasar mis manos por mi rostro.

Solo fue una pesadilla.

Llevan ya dos días aquí.

No tuve una buena noche, entre los vómitos, antojos e incomodidad al intentar optener una postura cómoda al dormir no pude.

Me siento al lado de Michonne a la hora del desayuno, Carol se encarga de preparar algo.

Emily: Necesito café, urgente —golpeó mi frente contra la mesa.

Daryl: Nada de café —levanta la mirada para verlo indignada.

Emily: No dormí nada anoche —le recuerdo.

Daryl: Si, pero nada de café —se acerca y me besa.

Emily: Te estoy empezando a odiar —vuelve a besarme.

Carol: Quizás esto te anime —volteo a verla.

Mi mirada se ilumina como una niña pequeña cuando ella coloca un plato con hot-cakes con chocolate frente mío.

Emily: Eres mi persona favorita, Carol —me entrega un tenedor.

Me levanto y poco y estiró para tomar el jarabe de maple.

Michonne: Por dios, Emily —la miro asustada —. ¿Y esa cicatriz.

Veo que mi camisa se había levantado un poco para dejar ver una de las cicatrices qué me causó la pelea con Antonio.

Ups.

Daryl: Ven aquí —me acerca a él y levanta mi camisa descubriendo solo mi abdomen —. Antes no tenias esto, ¿qué pasó?

Emily: Supongo que no puedo ocultarlo más —alejo las manos de Daryl para cubrir mi abdomen.

Todos me miran, suspiró.

Emily: Antonio me había encontrado, mando a su gente a secuestrarme el día que atacaron la prisión —explico —. Me trajo a Washington y me tuvo encerrada por no sé cuanto tiempo, para escapar tuve que matar a algunos de sus guardias y pelear con él, lo mate.

Glenn: ¿Qué tan herida llegaste aquí?

Emily: Lo suficiente para que pensaran que no podría sobrevivir —suspiró —. También dijeron que era un milagro que el bebé saliera intacto.

𝑈𝑛 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora