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Bonitos ojos marrones y una mente llena de pensamientos

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Bonitos ojos marrones y una mente llena de pensamientos.

desconocido

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EL SOL SE ocultaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonalidades naranjas y rosadas. Los primeros días sin tener a su tía en casa habían sido caóticos. Entre las lavadoras, la limpieza, las comidas y la escuela, Alice se encontraba un poco abrumada. Cada tarea cotidiana que tenía que hacer sola se volvía en otro recordatorio de la ausencia de su tía. Los primeros días habían sido especialmente duros.

Al terminar las clases, se apresuraba en recoger sus cosas y se dirigía a la clínica donde su tía se encontraba recuperándose poco a poco del accidente. Afortunadamente, la chica contaba con el apoyo de todos sus amigos, quienes se habían convertido en un pilar sobre el cual podía sostenerse. Oikawa y ella habían encontrado una rutina que les permitía lidiar juntos con la situación.

Esa tarde el timbre de la casa sonó y Alice miró el reloj colgado en la pared de la sala de estar. Tooru todavía iba a tardar unas horas en llegar, ya que estaba en el gimnasio practicando con su equipo.

—¡Hola! Mi madre ha preparado esto, y he pensado en traértela. ¡Espero que te guste!

Era su amiga Kaori, que estaba sosteniendo un plato cubierto con papel de aluminio, plantada frente a su casa. Ella sonrió y levantó la tapa del plato, revelando una deliciosa lasaña. El aroma llegó hasta las fosas nasales de Alice. La mezcla del delicioso perfume de tomate, queso y especias que hicieron que su apetito despertara.

—Muchísimas gracias. Buf, no sabes cuánto lo necesitaba. Acabo de quemar mi cena de esta noche y ya estoy cansada de los platos precocinados.

Kaori asintió riendo y extendió el plato hacia Alice, que lo tomó agradecida.

—¿Estás segura de que no quieres quedarte en mi casa unos días? Ya sé que mi familia está un poco loca, pero al menos no te aburrirás con nosotros.

Alice había ido a su casa un par de veces y era consciente de que esta estaba constantemente llena de energía y diversión. Contempló la oferta de su amiga por un instante, sintiéndose tentada, pero al final negó con la cabeza.

—No, no te preocupes. Tengo que ocuparme de las tareas que hay aquí. Gracias igualmente.

Su amiga le ofreció una sonrisa comprensiva y le dio un rápido abrazo antes de marcharse. Alice percibió el suave aroma de la fragancia de Kaori. A pesar de que había llevado el mismo perfume cada día desde que se habían conocido, nunca se cansaba de aquel olor dulce y cálido que encajaba a la perfección con la personalidad inquieta de su amiga.

A la mañana siguiente, Alice salió de casa, lista y motivada para enfrentarse a un nuevo día. El aire fresco acariciaba su rostro mientras esperaba pacientemente la llegada del autobús. Habían pasado tres días desde que Oikawa la había besado. Su mente volvía una y otra vez al recuerdo de aquel tierno beso.

El silencio entre nosotros || Tooru OikawaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt