19 De Setiembre del 2018

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me desperté alrededor de las cinco y media, para alistarme e irme ir al instituto, con lo usual supongo, no me encontré con Hana en ningún momento,  supongo que se habría quedado dormida o algo así.

Pero una vez llegué, me quedé esperando por ella al frente del portón por un buen rato y cuando me doy cuenta, pude ver a Hana bajándose del auto de su madre. Las dos nos fuimos directo al salón algo apuradas.

Y me contó sobre aquella situación extraña que tuvo la noche anterior, pero bien parecía que me ocultaba algunos detalles, notaba cosas que estaban vacías, momentos de duda que claramente podía ver en sus dos ojos y simplemente los detalles no me terminaba de cuajar del todo.

–segura que es eso todo –le pregunté yo–. Sabes que me puedes decir lo que sea.

–No es nada realmente –me afirmó ella–

A Hana siempre la he querido, pero siempre ha tenido esa costumbre a guardarse las cosas que le molestan. Es lo normal para ella supongo, aunque tampoco es como que yo pueda decir algo diferente sobre mi la verdad.

Y así las campanas sonaron, la profesora hizo lo habitual de cada día. Personalmente, había cosas que me molestaban como el sonido de la tiza y el reloj.

Solo me quede viendo constantemente a Hana, la note bastante distraída. no sabía que es lo que ella pensaba en ese momento, pero no se le veía muy centrada en la clase y cuando menos me di cuenta, el día se había acabado y solo fui a su casa para simplemente pasar el rato y la verdad siempre es mejor que aguantar al idiota de mi padre.

–¿no tienes hambre? – me pregunto Hana algo preocupada– no comiste nada en el almuerzo.

–¿no tendrás algo por ahí? –le respondí apenada– no pude ni agarrar las sobras de ayer ayer.

–puedes decirme si quieres que te traiga, de todas formas siempre sobra bastante en la casa ahora que papá anda de viaje.

–pero no puedo…

–solo toma esto –dijo pasándome un simple paquete de galletas saladas– aunque sea con esto aguantas hasta la cena.

Al llegar a la casa de Hana, siempre éramos recibida por su madre, la señora Sanko, normalmente ella insistía en que me quedara para la cena. Pero lo habitual era quedarme con Hana en su habitación jugando algo hasta la cena y entonces nos íbamos a comer y me retiraba después.

Las cenas en esa casa siempre eran bastante abundantes, siempre ruidosas, siempre estaban hablando, contándose las cosas que pasaban en el día, cosas que querían hacer en el momento o después, me llenaban con un sentimiento bastante cálido qué nunca había sentido en casa con mis padres, así una vez terminaba de comer, me iba a casa por ahí de las siete.

Esa noche, todo seguía igual, pero cuando abrí, lo primero que vi eran a mis padres borrachos e histéricos. no sabía que hacer en ese momento y cuando intenté entrar, lo primero que hizo mi padre, fue agarrarme del brazo y empezó a golpearme, no lograba comprender los motivos que tenía para hacer eso, mi madre se quedó viendo, sin hacer nada, apunto de reír incluso.

yo lloraba por el dolor, no lograba comprender, ¿acaso ellos me odiaban? ¿me querían muerta? ¿seré una mala hija? ¿habré hecho algo malo? No había hecho nada y aun así eso me estaba pasando. “Estaré bien” “saldré de esto seguro” eran las cosas que se me pasaban por la mente hasta que finalmente él me dirigió la palabra.

–no has hecho más que destrozar a esta familia desde el día en que naciste–

Me dejaron ir finalmente, fui a mi habitación, cerré con llave y me senté enfrente de la puerta. me dolía todo el cuerpo y me quedé ahí un momento tratando de asimilar mi situación, mantuve la calma todo lo que podía.
Y ni eso pude, me quede llorando por al menos una hora o dos, pensé en llamar a Hana, pero sabía bien que no podía involucrarla en esto.  Si llamo a la policía, no me creerían, los vecinos no harán nada.

¿Qué otras opciones tenía

Días Antes De Mi Muerte. Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ