29 De Setiembre del 2018

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como poco nos era costumbre, el simplemente se cubrió el rostro con aquel sombrero fedora qué acostumbraba a llevar, poniéndose a dormir despreocupado.

Nosotras dos por mientras, solo nos preguntábamos porque él había decidido acompañarnos esta vez.

Era solo extraño verlo ahí, normalmente si no se encontraba trabajando, estaba con la señora Sanko, ayudando en la casa o simplemente tocando aquella guitarra a la qué tanto amor le tenía, casi tanto como el que tiene hacia su esposa e hija. Pero de ahí en más, es muy poco enérgico, rara vez alzaba la voz también.

Así el tren pasaba y apenas llegamos a nuestra estación el se levantó indiferente a todo y salía con nosotras dos siguiéndolo algo apuradas.

-¿qué tienes planeado papá?

-no se, ustedes solo compren lo que tengan que comprar -dijo el señor Takara sonriente- y Kiyomi, no te contengas quieres. Siempre y cuando no pases de los cien mil yenes...

-no creo vaya a gastar tanto...

-solo date un gusto.

ahí es donde empezamos a pasar de tienda en tienda, solo compre lo que ocupaba en general, ropas para al menos un par de semanas, qué básicamente he estado viviendo con las cosas que Hana me prestaba estos días. Algunos accesorios, el señor Takara se mostraba bastante indiferente llevando nuestras bolsas, aunque no podía evitar sentirme mal por eso, él insistía a cada momento por ello, por lo que no debería rehusarme. Hana por otro lado se veía bastante calmada conversando con él sobre las cosas que habían pasado estos días, más allá de lo mío y supongo que me vio divagar en mis pensamientos.

-¿y tú que cuentas también? -

-pues... he estado escribiendo bastante estos días.

Y así seguimos por toda la tarde, nos detuvimos para el almuerzo en un restaurante que él y Hana suelen frecuentar juntos, era bastante callado en comparación al resto del centro, no había menús ni nada, solo era lo que él cocinero sintiese era lo adecuado para el momento, ramen de cerdo fue lo qué él escogió para nosotros tres y tenía un sabor bastante fuerte.

Después una película de algún superhéroe bocazas, fue divertida, pero disfrute más de vera Hana y a su padre riéndose de forma tan ruidosa por aquellas irreverencia en la gran pantalla, qué era una vista de presenciar de hecho.

Y después volvimos a casa con tranquilidad, la señora Sanko se encontraba descansando de su trabajo en la clínica, así que me puse a hacer la cena esta vez junto a Hana y el señor Takara.

Al menos así puedo agradecerle lo que hizo por mi.

Días Antes De Mi Muerte. Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu