Octubre 10 Del 2018

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No pude dormir esa noche, así que decidí quedarme con Hana en su habitación y en un momento de no mucha brillantes le dije:

–sabes algo –le confesé yo–. me gusta estar contigo, siento como si pudiera simplemente decirlo todo sin preocuparme de lo que pasara.

Ella soltó esa pequeña sonrisa tonta y empezaba a llorar, no pareció haberse dado cuenta en el momento.

–vamos, no te pongas así

–no es nada, solo que es así como me siento también –lloriqueo Hana secándose las lágrimas– no me puedo imaginar no tenerte cerca, tú me ayudaste a superar todo eso y aún no he podido hacer nada para compensártelo.

Le abracé con fuerza sin querer soltarla.

–sólo quedémonos así un rato más. Solo eso es lo que quiero.

Hana se veía algo acomplejada con algo y sin más me lo dijo sin muchos tapujos, disculpándose por cosas.
Desde luego, no tenía por que disculparse, al menos frente a mis ojos. Ella había hecho lo que podía por mi y la verdad, eso fue suficiente para mi.

Pero que voy a saber yo, una tonta que solo se guardaba esos pensamientos para mi misma.

Días Antes De Mi Muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora