Un acuerdo con exceso de amor

07| ¿Donovan?

Capítulo 7. ¿Donovan?
EDA

Tomo una pequeña fotografía en la que se ve a un niño de cabello oscuro sosteniendo unos guantes de boxeo mucho más grandes que él, mientras un hombre alto y tatuado, visiblemente sudoroso, lo sostiene en brazos. Devuelvo la foto a su lugar, junto a un mueble en el que cuelgan los mismos guantes rojos, notoriamente más desgastados.

Los observaba detenidamente y desvió mi vista hacia otra foto, en este caso un retrato aparentemente familiar. Lo sostengo viendo de cerca a la familia; un hombre con una gran sonrisa encabeza la foto a su lado y sujeta a su brazo una mujer igual de feliz que el. Es muy guapa con cabello ondulado de un color castaño precioso. A sus lados en la foto lo reconozco al instante, más joven y sin barba pero con la misma cara de circunstancia que tiene siempre; a su lado una chica muy hermosa lo mira de reojo, es joven de pelo castaño liso y preciosos ojos verdes.

— ¿Siempre eres tan curiosa? — haz un salto al escuchar su voz grave y dura. Renzo a mi espalda sostiene dos bebidas. Sonrió avergonzada y devuelvo el retrato a su sitio. Caminando hacia el con la sonrisa aun en la boca.

—Me gusta observar... —

Agarró la bebida que me sostiene y vuelvo a pasar mi mirada por todos lados menos por la suya. Una preciosa casa, muy moderna y extremadamente ordenada. Yo diría que es incluso hasta excesivo este orden, o puede que me lo parezca a mi una persona que su orden es tener un montículo de ropa que "ya recogeré en algún momento"

Tas el humoral del salón se abre una amplia cocina que da hasta la puerta trasera de la casa que da al jardín de esta misma.

El jardín es impresionante, camino junto a Renzo que se limita a observarme a mi mientras que yo observa su casa. El césped está increíblemente cortado y la piscina azulada dan una sensación de paz. Nos quedamos de pie en el porche del jardín sin bajar hasta el césped.

Una risa suave me hace apartar la mirada y girar para ver el perfil de Renzo, quien muere su labio y niega divertido, antes de darle un sorbo a su cerveza.

-¿What? — pregunto confundida, niega con la cabeza y se muere el labio inferior aún riendo levemente. Con su sudadera negra y sus pantalones cortos de chándal parece un jugador de algún equipo famoso.

De verdad, no se que hago aquí, en que momento se me ocurrió que era buena idea aceptar el trato. Es un completo invecil con cara demoniaca y angelical a la vez, incoherente.

Por fin y tras un festival de su risa Renzo no dice nada y se limita a señalar con la cabeza hacia mis pies. Con el ceño fruncido bajo yo también mi mirada hasta estos y observa el motivo de su risa. Llevo un par de mis característicos calcetines de colores, en este caso de la película de "Cars". Si miras como voy desde fuera no tiene mucho sentido colocarme estos calcetines, un precioso vestido de flores amarillas no combina muy bien con unos calcetines de coches rojos.

Pero sinceramente, me da igual.

Son ¡mis calcetines! Y nunca dejaré de usarlos.

—Son increíbles y no admito burla alguna.—

—No me estaba burlando, simplemente curiosidad ya que ayer llevabas también unos así; algo llamativo. — lo veo por el rabillo del ojo y sonriendo para mi misma.

Ayer tras el acuerdo que hicimos, comentó que estaba muy ocupada, con la chica y que viniera hoy a su casa. Me lo pensé mucho, tanto que casi no duermo, pero es más importante dormir que ese hombre así que al final me decidí a venir. ¿Qué puedo perder?