🎁 REGALO 🎁

31 4 2
                                    

MARTES

No podía parar de mirar la pulsera cada vez que podía.

Me recordaba a Luke. A nuestros momentos. Los que para él seguro que no significaban nada, pero para mí sí. Por qué cada beso en la mejilla era una indirecta de que lo quiero. Lo amo y siempre lo haré.

Estaba en el autobús, ya que Elisa no me podía recoger por un tema familiar y hoy no iba al colegio.

Bueno, no era tan malo ir en bus. Podía escuchar música triste—como Hope ur ok—y leer en el móvil. Lo que pasa es que tenía que mirar cada dos por tres porque si no se me iba la parada.

Cuando me bajé del bus, caminé hasta la entrada del instituto y entré. Saludé a mi profesor de artística, quien me indicó que me acercara.

—Buenos días—saludé cuando lo alcanzé.

—Buenos días, Emma. Quería hablar contigo sobre el trabajo del otro día.

Oh no...

Ese era el trabajo de anatomía.

—¿Pasa algo con él? ¿Estoy haciendo algo mal?

—No, no. Para nada. Solo quería recordarte que hay que entregarlo este viernes, ¿de acuerdo?

—De acuerdo. Gracias por recordármelo.

Y la verdad es que iba bastante bien con el dibujo. Había dibujado una foto de él donde se le veía la cara sonriente e iba vestido con un chándal blanco y una sudadera negra. Lo bueno es que se me da bien el lápiz, así que no fue un problema hacer la ropa.

Caminé de nuevo a clase y me encontré a Roci, una amiga súper maja que lee mucho, al igual que yo. Siempre que en clase hablaban de algo que nos recordaba a un libro, nos mirábamos inconscientemente.

—Buenos días—saludé.

—Me he terminado el libro que te dije y resulta que termina con un plot twist. Ósea, yo te dije que la chica se había ido para que el chico cumpliera sus sueños ¿no? —asentí con la cabeza—. Vale. Pues el libro acaba con ella volviendo pensando que el chico estaba en Francia y resulta que estaba allí. Que. Final. Más...no sé cómo llamarlo.

—Interesante y sorprendente.

—¡Eso!

Continuamos la conversación hablando de mi libro y también de los próximos que nos vamos a leer. Pronto llegó la profesora de lengua.

¿Esa no es la que te hechó la culpa de algo de una pelea?

Emm...sip.

Bueno, sé que os habéis quedado con las ganas de saber qué pasó, pero os lo contaré más adelante. O no.

Nos indicó que nos sentáramos y eso hicimos. Las primeras horas se me pasaron lentísimas, hablando sobre Grecia y Roma, geometría, las lenguas...hasta que por fin terminó el instituto y me podía ir felizmente a casa.

¡Bieeeeeeen!

Guardé mis cosas en la mochila y no pude evitar quitar una minúscula mancha que había en la pulsera.

Joe que obsesión con la pulserita.

¡Déjame en paz!

Bueno, como iba diciendo: quité la mancha y me di cuenta de algo...

Ay madre...

¿Que?

Emma, es un regalo, no tienes que devolvérselo.

Miradas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora