HISTORIA ORIGINAL.
Contenido LGBT.
Keegan sólo buscaba una familia en la cual poder ser feliz, pero lo que consiguió fue un camino de piedras filosas que para bien o para mal, rompieron su inconsistencia de la vida, y le abrieron los ojos al mundo...
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Amarte a ti mismo es la forma más dulce de vivir—MissingP.
KEEGAN.
La vida de los ricos es diferente a la vida que yo conozco. Estoy seguro que el señor Bruce trabajó muy duro para tener lo que tiene hoy en día, pero eso mismo me hace sentir un tanto incómodo por todos los regalos que encontré en mi habitación al llegar anoche. Pensé que alguien más se estaba mudando a la habitación que ahora es mía, pero no, solo eran algunos regalos del señor Bruce. Anoche me dijo que podía organizar todo hoy, así que ahora, a unos minutos de despertar, estoy sentando en la cama, mirando las pilas de cajas grandes y pequeñas a unos metros de mi cama.
—Es demasiado —murmuro liberando un suspiro.
Es temprano, mi cuerpo está sintonizado con este horario, así que no puedo evitarlo, siempre me levanto a una hora muy mañanera. Algo me dice que soy el único que se despierta a ésta hora. Me levanto y voy directamente al baño, me tomo unos minutos para ducharme, secarme y salir a ver que ropa puedo utilizar hoy. Cuando estoy por tomar una de mis prendas, noto las bolsas de compra que hay en el sofá largo en la habitación. Todas son prendas para mí. No puedo ignorar los regalos de buena fe. Asiento y me dirijo hacia las bolsas, en una hay ropa interior de una marca que jamás había visto, en la cintura lleva el nombre de la marca Calvin Klein. No soy un chico de cuerpo grande, es más, soy bastante pequeño para mi edad, pero el señor Bruce parece tener buen ojo ya que al ponérmelo me queda perfectamente, es como tener una segunda piel de algodón, me gusta mucho.
—Podría utilizar solo esto —hablo y libero una risita.
Nunca le di relevancia a la ropa interior, pero creo que acabo de enamorarme de un boxers Calvin Klein. Tomo otra de las bolsas y una sonrisa se instala en mi rostro, la ropa se ve muy bonita y cómoda. Antes de darme cuenta ya me encuentro vestido y saliendo de la habitación, tengo hambre, espero Amanda este, aunque no tengo idea de si ella trabaja hoy o sigue reposando en su casa. Me gustaría saber como sigue.
Bajo las escaleras, y me adentro en la cocina, me detengo frente a la mesada.
—Buenos días —saludo logrando que el señor Bruce se sobresalte un poco por la sorpresa.
Él ha estado preparando un café o eso es lo que puedo ver cuando gira hacia mí.
—¿Keegan? —Su ceño se arruga un poco, parece bastante asombrado—. ¿Qué haces levantado tan temprano?
—Ah, es que no duermo hasta tarde, siempre me levanto temprano.
Y no miento, desde niño soy así. Cuando me levantaba temprano siempre me escapaba de la habitación a la biblioteca que hay en el orfanato. Aprovechaba el silencio para poder concentrarme mejor y aprender más y más.
—Aunque soy las 06:15 am —murmura mirando su reloj—. Bueno, ¿Quieres desayunar conmigo? En unos minutos debo salir, tengo una reunión importante.
—¡Sí! —exclamo con una sonrisa—. Voy a hacerme un café.
—Hay en la cafetera, déjame servirte —No me deja decir nada, se mueve rápido, y de un momento a otro tengo una taza humeante de café frente a mí—. ¿Quieres azúcar para acompañar el café?
—No, me gusta así —digo e inicio a beber un sorbo lentamente, no quiero quemarme. La amargura del café me hace sonreír.
—Mm, así que también lo bebes amargo —Asiento y él toma asiento frente a mí.
En medio de nosotros hay una panera elegante con galletas, se ven ricas, así que estiro mi mano para tomar una, pero cuando quiero llevarla a mi boca todas las demás se elevan con ella. La carcajada del señor Bruce me hace mirarlo, de repente el lugar se llena con nuestras risas y carcajadas. Resulta que las galletas son solo decoración.
—D-Dejame, traeré las reales.
El señor Bruce intenta calmar su risa mientras se mueve hacia uno de los estantes de la enorme y bonita cocina. Siento que mis ojos están lagrimeando por la risa. Tomo una respiración profunda y me echo un poco de aire con las manos. Cada vez que me río mucho todo mi rostro se torna rosado.
—En este sector están las galletas, Amanda siempre los mantiene llenos, así que cuando quieras comer, no dudes en sacar —dice dejando un frasco grande lleno de galletas con chispas de chocolate.
—Amo el chocolate —digo con corazones en los ojos al ver las chispas marrones—. Creo que Amanda tendrá que llenar más seguido los botes.
—Ya lo hace, Lawrence también es un poco adicto al chocolate.
—Vaya, nos parecemos en eso —digo con una sonrisa.
—Claro, los hermanos siempre tienen algo en común —dice con una sonrisa mientras bebe un sorbo de café.
—Sí… pero nosotros no somos hermanos de sangre, así que más que algo en común, es una coincidencia —comento llevándome una galleta a la boca.
—Ujum, sí, eso.
Hago una expresión de satisfacción cuando el chocolate y el café se unen para entrar en mi estómago. Estoy en el cielo.
—Oh, señor Bruce, muchas gracias por todas las cosas que me regaló, los voy a apreciar y cuidar muy bien —digo dejando la taza sobre la mesada.
Soy alguien que tiene recuerdos desde hace años. Cuando era niño mis amigos solían darme algo, y por más pequeño que fuese, se quedaba conmigo como un preciado recuerdo cariñoso.
—No tienes que agradecer, ni preocuparte por cosas así, mis hijos deben tener siempre lo mejor —dice con una leve sonrisa.
—Agradecer y cuidar los presentes que se nos han regalado de buena fe, siempre es bueno, señor Bruce —digo sin quitar mi sonrisa.
—Bruce, Keegan, solo Bruce —pide dándome una mirada de por favor, no es tan difícil.
—¡Perdón, es que se me complica! —exclamo con mi rostro un poco caliente—. No sé, es como, veo a alguien más grande que yo y automáticamente me salen las palabras como señor, señora, usted… y bueno, no es fácil cambiar un hábito así.
—No te preocupes, entiendo, pero inténtalo, eres un Henderson, no quiero que los demás piensen que soy tu jefe o algo así —pide dándome una sonrisa pequeña.
—Bien, Bruce, lo intentaré.
No creo que sea difícil, solo debo acostumbrarme y podré llamarlo más cómodamente por su nombre.