• Relato sin contenido sexual; aunque habrá una ligera insinuación.
• Secuestro, consentimiento dudoso, comportamiento posesivo, obsesivo y un enamoramiento tóxico.
• Ésta es una obra única que fue escrita hace mucho tiempo, cuando la escritora no conocía realmente al personaje y sólo tenía en su momento un interés por el diseño y poco que sabía de él.
⟨⟨ 𝐍𝐨𝐡𝐚𝐛𝐫𝐚𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧𝐪𝐮𝐞𝐭𝐞𝐚𝐫𝐫𝐚𝐧𝐪𝐮𝐞 ⟩⟩ ⟨⟨ 𝐣𝐚𝐦𝐚𝐬𝐝𝐞𝐦𝐢 ⟩⟩
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Brindó una voraz mordida, dulzones jugos descendiendo como estrechas hileras por la comisura de sus delgados labios, que terminó desgarrando parte del rosado fruto que mantenía aprisionado entre los crispados dedos de su mano zurda. Blanquecina dentadura triturando gustosa aquel enriquecido bocado que disparaba una oleada de placer envolvente para un cautivado paladar demandante.
Una afelpada cola de tonalidad canela se balanceaba con cierta tensión por detrás de una llamativa figura masculina. Extravagante criatura que permanecía devorante de un apetecible alimento legendario.
Aquel hambriento individuo tratándose de una mística presencia venerada por numerosos mortales creyentes de su majestuosa divinidad. Deslumbrante guerrero excepcional bañado en la supremacía de la tentadora inmortalidad. Temerario sabio que había presenciado en un imperturbable avanzar del tiempo los vastos progresos de la indefensa humanidad.
Solemne deidad que disfrutaba del pacífico ambiente en el que se cernía su majestuoso hogar que abundaba en misticismo. Inalcanzable área que lograba brindar evidente comodidad a su apacible patriarca devorador de afrutados manjares.
Alabado rey vigorosamente idolatrado encontrándose en la serenidad de su merecido retiro.
Mechones castaños revoloteando con el fresco recorrido de una descuidada brisa recurrente, alargada cola de mono sacudiéndose ligeramente, mientras el húmedo órgano gustativo del Gran Sabio se asomaba con descaro por sus finos labios para acariciar seductoramente los rebordes que adornaban la hambrienta bocasa en una rápida limpieza del jugoso néctar afrutado.
Orbes dorados reluciendo deslumbrantes al verse entrecerrados por sus repentinos párpados caídos. Hermosa tonalidad soleada que admiraba con intensidad la radiante belleza que poseía los dominios del silencioso rey que se sumía en la atenta expectación. Apreciando sus tierras con rebosante satisfacción.
