Arreglado; Lisandro Martínez

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Los ruidos de atrás mio me hacen darme vuelta para ver si hay un chorro en mi cocina o alguien más, para mi sorpresa y después de un par días de "convivencia" la Itala bajó a la cocina, ya me había olvidado hasta de la caripela de esta wacha.

Agarro mi taza de café y la pongo en la isla mientras no le saco la mirada de encima a ella, la veo agarrar el termo con la yerba y prepararse el mate con su típica montañita del orto, cuándo lo tiene listo sale de la cocina sin mirarme ni una vez. Faa, se hace la lady la fantoche, nada que ver.

Por mi celular abro las cámaras de seguridad y la sigo por ahí, se fué a sentar al living a tomar mates mientras mira la tele. Está vestida deportiva asi que supongo que va a hacer ejercicio, mejor para mi así no me la cruzo por acá, no la quiero ni ver a la forrita esa. Y ahora me doy cuenta de lo que extraño vivir solo, ahora no es muy diferente que digamos pero igual me da por las bolas saber que hay alguien más en mi casa por más que no me la cruce nunca, me pone re del ojete.

Hablando de roma, el burro se asoma. El burro es la Itala que apenas entro a Instagram me aparece que subió historias, entro y al toque me arrepiento, recién subió una historia, hace diez segundos, re fan yo loco, que bronca. Me quiero pegar un tiro entre medio de los dos huevos, ahora se la va a re creer la pelotudita esta, pero bue, ya fué. La foto es espectacular, tampoco da para mentir; la minita está re que te re buena, hasta el re se le queda corto, tiene unas facciones y una cara re linda, una princesita, pero una personalidad tan del ojete que eso le saca todo lo linda y lo buena que está, manda todo a la chota.

El timbre suena por toda la casa, abro otra vez la aplicación de las cámaras de seguridad para ver si la Itala va a atender y gracias al loquito de Dios sí lo hace por que yo tengo una re paja de pararme así que cierro la aplicación y sigo chusmeando en Instagram viendo a una mina más linda que otra pero ahora como estoy comprometido no puedo darles ni like loco, unas barras re hermosas tienen las hijas de puta pero ahora soy hombre comprometido, no tengo que caer en la tentación públicamente.

—¡Gordi, vení por favor!—grita la rubia rica que vive conmigo.

Gordi, gordi, gordi.

No me jodas que cayó gente a la casa loco. Hoy no tengo ganas de fingir la parejita feliz pero que bueno que en media hora más tengo que irme a la sesión con mi kinesiólogo y me las re pico de acá, que se los fume la Itala.

Camino con toda la paja del mundo por la casa yendo al portón, cuándo me acerco puedo ver a la Itala de espaldas entre el porton más chico y el marco, que buen culo que tiene la boludita esta unas ganas de apretarselo.

—¿Que pasó, mi vida?—empiezo a fingir.

No alcanzo ni a asomarme que del otro lado le pegan una patada al portón que lo abre todo de una, es una re patada de allanamiento, es tan fuerte la patada que pasa a pegarle a la Itala y si no es por mí que alcanzo a agarrarla se hubiera caído de culo al piso por que el portón se abre tan fuerte que con esa misma intensidad se intenta cerrar pero lo impide el cuerpo de la rubia.

—¿Estás bien?—pregunto preocupado y esta vez no estoy fingiendo.

Se escuchó re feo el golpe y ya tiene la piel del brazo roja por el golpe, ella lleva su mano a la parte golpeada y levanta la cabeza sorprendida por lo que pasó, hasta yo estoy igual de sorprendido que ella. Hago su mismo gesto y cuándo miro al frente el que casi se cae de culo soy yo. Muriel y Vita están adelante nuestro, mis dos garches fijos están justo al frente de mi supuesta futura esposa, la concha de mi madre saquenme de acá.

Me tiene re cagado esta situación pero la bronca me puede más por que por más que me caiga para el orto la rubia con la que ahora vivo no puedo dejar que le peguen así, capaz no fué aproposito pero igual estuvo para el culo y todavía no le piden perdón encima, ni un rescate.