002

340 56 9
                                    





Nunca me hubiera imaginado estar en esta situación diferente. En lo que parecia ser, un laboratorio ilegal abandonado, y delante de mi una incubadora que mantenía en cautiverio alguna clase de hombre.

Seguí observándolo con cautela, sintiendo que él hacía lo mismo conmigo en su inquietante y misterioso silencio detrás de una máscara completamente cubierta. De alguna forma me estaba viendo, pero no hallarle sentido a eso me perturbaba. No, me perturbaba más no saber qué era él, o si realmente era él y no ella.

Tenía forma de hombre, pero con todas esas escamas en el cuerpo temía que terminara siendo una clase de animal mitad humano. Una bestia, un monstruo, una deformidad, una nueva creación entre dos especies. Debía ser peligroso y sí así era, mejor que estuviera en la incubadora y no suelto.

Fuera lo que fuera, estaba claro que llevaba mucho Tiempo aquí, y sí él o ella tenía vida, quería decir que todos los demás en incubadora también. Bajé
la mirada a la pantalla en el cristal, además de los digitos, llevaba un informe que no tardé en leer.

-ExRo08, fase 3, etapa adult-Pronuncié con lentitud.

-26...

Tienes 26 años...

Apartó su mano del cristal, irguiéndose con una imponencia que me dejó sin aliento.

-Así que eres un adulto.

No hizo ningún solo movimiento y sentir su mirada tan intensa y aterradora me hizo mirar al resto de las incubadoras. Todas tenía la misma pantalla, pero con distinta información.

Tuve esa sensación familiar, ese sentimiento de deja vu de que ya antes había visto todo esto, pero era inquietante porque no lo recordaba.

El silenció se hizo en toda la sala, a excepción de esos, apenas, audibles pitidos detrás de mí. El sonido agudo podía identificarlo como el de los monitores de un hospital y pertenecia al de las pantallas en cada incubadora.

Mostraban los signos vitales de ellos.

Además de eso, mostraban también esas seis numeraciones que palpitaban de amarillo. Se trataban de horas, minutos y segundos que retrocedían. Empecé a imaginar que nada bueno Ocurriría una vez llegaran a cero, puesto que la primera incubadora estaba en esos números.

-No lo entiendo-bufe con fastidio antes
de acercarme al amplio computador frente a las incubadoras, y el cual se acomodaba sobre un escritorio.

Me incliné sobre el asiento y la encendí.

Tomé el mouse revisando cada opción, tenía archivos titulados con la clasificación en cada incubadora, y más que inquirir en ellos, busqué de algún modo poder contactarme con alguien en alguna otra
parte del laboratorio o con el exterior. Pero no habían ningún menú ni programa en el computador, ni acceso a ninguna sistema de emergencia.

No entendía nada de lo que esta computadora Contenía.

La dejé y me acerqué a los casilleros que se
repartian junto a la escalerilla metálica, revisé cada uno de ellos buscando alguna tarjeta o algún código, pero lo único que hallé fueron batas largas, notas y cachivaches innecesarios, además de un
botiquín.

Por otro parte, lo que me dejó inquieta
cuando cerré el ultimo casillero, fueron esos cascos metálicos que se repartían detrás de un exhibidor cristalino colgado en la pared. bajo la escala.

Apenas se notaban debido a la baja iluminación del laboratorio y la sombra que los escalones creaban, oscureciendo toda esa zona.

Moví las piernas observando las diez mascaras que tenían cierto parecidos a las que llevaban puestas, estas tampoco
tenía lentes y estaban completamente cerradas.

Experiment JK.64Where stories live. Discover now