🔗Capítulo 26🔗

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Todo parece un sueño

Artemisa Morelli

Conduzco por las calles de Florencia nerviosa, en dos ocasiones he estado a punto de chocar con otros autos, en estos momentos no sé en donde tengo la cabeza, mil cosas rondan por mi mente, me siento totalmente desorientada, esta mañana llamé al señor Adamia para citarme con él.

Me citó en el hotel en donde se está hospedando, esta misma noche va a retornar a Georgia, no podía dejar que se fuera sin antes hablar con él, necesito hacerlo en cuanto antes, debe saber que soy su hija, que no estoy muerta, pero también necesito explicaciones, en estos momentos tengo muchas interrogantes en la cabeza.

Estaciono en el estacionamiento del hotel, con manos temblorosas, tomo mi bolso en el cual tengo dentro el papel del examen de ADN, bajo del auto, a pasos temblorosos me acerco a la recepción del hotel, no hace falta que le diga mucha información al joven de la recepción, pues este ya tiene registrado mi nombre.

Al salir del ascensor camino por los largos pasillos de las habitaciones en busca del número de la habitación, al encontrarla me detengo frente a esta, toco varias veces con el puño para que pueda escucharme, después de varios segundos largos de espera, el señor Adamia abre la puerta y me recibe con una sonrisa.

— Agradable tenerte por aquí, espero que lo que te haya traído hasta mí no sean malas noticias.— cierra la puerta detrás de él.

— No he venido por temas de negocios, en esa parte puede estar tranquilo.

Camino por la enorme suite presidencial, esta consta con dos niveles, en el primero una ante sala muy espaciosa con comedor, muebles, televisión, un enorme balcón con vista al mar, una habitación, pero la habitación principal se encuentra en el otro nivel.

— Toma asiento y pide lo que quieras.— señala un sofá o el comedor.

Me decido por el sofá, me acomodo, él hace lo mismo, toma asiento frente a mí, solo verlo remueve sentimientos en mí, he soñado tanto con este momento que tenerlo cerca me resulta irreal.

— Gracias por las atenciones.— siento un nudo en la garganta que no me permite hablar con claridad.

— ¿Qué es lo que te trae por aquí?

— Primero que nada le pido una disculpa, hice algo que requería de su consentimiento, pero necesitaba descartar cualquier duda que rondara en mi mente, no fue la mejor forma de hacerlo, pero al menos logré obtener la información.— saco de mi bolso la hoja con el resultado del examen.

Extiendo la hoja hacia él para que la tome y vea de qué hablo, la toma y lee el contenido del documento detenidamente, al principio me mira, luego de comprender de qué se trata deja el papel a un lado y me mira.

Sed de PecarWhere stories live. Discover now