De primeras veces y perreo hasta el suelo

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—Me cago en la hostia, ¿de dónde es ese mono? —pregunté al ver llegar a Andrea a mi sala común—. Te hace un culo impresionante.

—Regalito de parte de Isa —respondió por encima de la música que retumbaba por las paredes subterráneas del castillo—. Veo que te has puesto el vestido negro, muy bien. También te hace buen culo.

Asentí con alegría. Estaba nervioso por mi primera fiesta y las posibilidades que se abrían a mi paso. ¿Conseguiría dar mi primer beso? La oportunidad se me había escurrido de las manos una y otra vez, pero aquel tipo de ambiente era idóneo para mis objetivos.

Y, bueno, los de mi amiga estaban más claros que el agua. Andrea quería follarse a Theodore aquella noche sin posibilidad de evasiva. Había traído todo su arsenal: el mono ajustado con escotazo, el maquillaje, la actitud picarona... No le cabía duda de que iba a por todas.

—¿Vas a probar alcohol esta noche?

—No, quiero estar sobrio —negué con la cabeza— y además si voy a bailar no me puedo saltar la medicación. Iré a la barra a pedirme un té con hielo, ¿quieres algo?

Andrea me miró con cara de circunstancias, y supe lo que quería.

—Cómo no. Marchando una birra.

Mientras la veía alejarse en dirección a Theodore, fui a la barra improvisada que habían montado frente a los ventanales que mostraban el paisaje submarino del Lago Negro. La poca luz que entraba gracias al agua se mezclaba con los focos neones de la sala, que iluminaban a los asistentes. Sorprendentemente, me gustaba aquel ambiente. Esperaba muchas más personas agolpadas en el mismo metro cuadrado, pero al parecer las serpientes eran más selectas a la hora de escoger sus invitados. Había alumnos de casi todas las casas, sí, pero en su mayoría se veían a Slytherins y Ravenclaws con algunos Hufflepuffs y dos Gryffindors contados. Llamaban mucho la atención con su cabello pelirrojo, y los reconocí de la cena de selección.

Ya en la barra, una persona con el cabello corto y rizado me atendió. Me flipaba su sentido de la moda: vestía una blazer y pantalones de pinzas a juego con un estampado negro y blanco con un simple top gris claro debajo.

—¡Holi! Dime qué quieres —preguntó con efusividad mientras agitaba una coctelera y servía sus contenidos a una hufflepuff.

—Un té con hielo y una birra.

—Vienes con compañía, ¡qué guay!

—Sip, mi amiga Andrea está ahí —dije señalándola, aún estaba conversando con su objetivo—.

—¡La Andrea! —exclamó mientras preparaba sus bebidas—. Basadísimo, me la he encontrado en clase un par de veces y parece majísima.

—Pues oye, cuando acabes de servir puedes venirte y te la presento. ¿Eres...?

—¡Tere! —dijo, sirviéndole las bebidas.

—Encantade, Tere, yo soy Ali. ¡Nos vemos luego!

—¡Eso, eso!

Intenté llegar hasta mi amiga sin que las bebidas se me fueran a tomar por culo, y en un golpe de suerte lo conseguí. A ver si mantenía esa racha.

—Aquí tienes tu cerveza. La barman dice que le caes genial, por cierto.

Ella se giró, y saludó a Tere desde la distancia con efusividad mientras el chico a su lado pegaba un trago a lo que parecía un gintonic.

—Tenemos que dar tu primera putivuelta.

Theodore me miró con interés.

—¿Nunca has asistido a una fiesta de verdad? Las de la sociedad no cuentan.

Tú a Hogwarts y yo a BeauxbatonsWhere stories live. Discover now