El Cáliz de Fuego se pone tinki winki

1 0 0
                                    


Creo que sobraban las palabras para definir cómo estábamos todes tras la fiesta de bienvenida: con una resaca de la hostia y cero ganas de atender a clases. Había personas que, como Ali, no bebieron alcohol; pero los acontecimientos del día anterior les ponían de un humor de perros de todas formas. Por lo que me comentaba antes del desayuno —y lo que conseguía descifrar mientras su poción contra la resaca me hacía efecto, no podía dejar que los profesores me vieran en aquel estado— la tal Daphne había hecho como si nada tras darle su primer bocao de vida sexual.

—Es que no lo entiendo —me repetía—. ¿¡Cómo puede hacerse la tonta!?

—Me cago en la hostia, baja la voz.

—Perdón —susurró—. Es que, no sé, fue todo súper intenso y creo que ella también lo disfrutó.

—A ver, Ali, hijo, normal que para ti fuera intenso si era la primera vez que te comían el coño —dije remoloneándome en las escaleras. Mi amigo me había convencido de que la luz solar aumentaba el efecto del brebaje—. Para ella sería un revolcón cualquiera.

Elle suspiró y chasqueó la lengua.

—Maravilloso. He pasado de ser un pagafantas a un revolcón.

Le di un par de toquecitos en el hombro para consolarle.

—Ea, ea. Ya verás que dentro de nada habrás ido a tantas fiestas que ni te acordarás de esto.

—Un poco difícil cuando la tengo en el cuarto todas las noches exhibiéndose en su camisón favorito.

Oh, oh.

—No me jodas que te estás pillando por ella.

—¿Qué? Tía, llevamos dos días en el castillo. ¿Tú me ves capaz de pillarme por alguien tan rápido?

Le eché una mirada significativa. Conocía su historial amoroso.

—Ya, supongo que no sería la primera vez.

—Mira —le dije, levantándome de las escaleras de piedra con la mente mucho más despejada. El talento de Ali para las pociones era brutal—. Tú y yo hemos venido a pasar los TIMOs y vivir la vida. No te ralles por una tía, no merece la pena.

—Tienes razón —asintió, más convencida—. Sólo ha sido una experiencia sexual formativa, y no le voy a dar más vueltas.

—Ole. Y ahora vamos a desayunar, que me muero de hambre y ya me encuentro mejor. Además, quiero presentar a Tere al resto.

Los días pasaron y ambas nos adaptábamos al horario escolar con facilidad. Al final congenié con muchísima facilidad con Tere y como éramos de la misma casa decidimos formar piña para la mayor parte de clases troncales. Había escogido Adivinación como Ali, pero por suerte las tres compartíamos Runas Antiguas. También me juntaba mucho con Belén, con quien aparte de estudiar tras las clases tenía en Historia de la Magia y Encantamientos. Mi horario estaba petado de asignaturas, pero sabía a lo que me arriesgaba al escoger tres optativas en lugar de las dos recomendadas.

El fin de semana llegó en un parpadeo, pero tenía tantos deberes y tanto temario que estudiar... En fin, por algo Hogwarts tenía la fama de ser uno de los colegios mágicos más estrictos del mundo. En Beauxbatons también tenía mucha carga de trabajos, pero era un ambiente más relajado. En lugar de tener un día fijo para entregar las tareas se establecía una guía según el conocimiento y la habilidad de cada alumno, lo cual me parecía bastante mejor que aquel sinsentido. Pasé todo el sábado y parte del domingo con Belén, Ali, Theodore, Daphne y Blaise —Tere había rechazado nuestra invitación y alegó que iba mejor por libre— entre las susurrantes paredes de la biblioteca y los sillones de mi sala común.

Tú a Hogwarts y yo a BeauxbatonsWhere stories live. Discover now