Capítulo 27

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Jorge Olbert a la derecha de su hija presentaba un semblante a gusto. Él recorría la estancia con sus ojos mientras que ella susurraba instrucciones al oído de Mauro. Fue en ese preciso momento cuando la mirada de ricitos se cruzó por accidente con la figura de Breen. Pudo verla acercándose a la mesa con ánimos de saludar para irse a sentar lo más pronto posible. Pues, a poco tiempo de conocerla, Mauro sabía que la abogada era alguien de escasa socialización. 

Cuando hubo finalizado Lina con sus requerimientos, Mauro se alejó sin dar tiempo a saludar. En su lugar, las chicas arribaron a la mesa anfitriona.

— Buenas noches, señor Olbert.

— Abogada Madrigal, bienvenida.

— Nos alegra ver que ha cambiado de opinión –inquirió Lina evaluando el vestido de amabas.

De manera específica, el de Breen no llega a hacerle mucha gracia, pues resultaba despampanante a la par que indiscreto. No es que Lina fuera alguien recatada, sino que aquella vestimenta púrpura resaltaba mucho más que su propia elección en viva magenta.

El atuendo de su acompañante era algo de lentejuelas, pero convencional, nada especial. Sin embargo, el de Breen exhibía un escote tan pronunciado como su abertura en la espalda. Además, poseía una ranura a la altura de la rodilla.

— Mi amiga y yo queríamos, antes de nada, venir a ofrecerle feliz cumpleaños, y una velada placentera.

— Gracias abogada. Es muy amable de su parte. ¿Puedo preguntarle quién es la señorita? –añadió señalando en pos de Andy.

— Por supuesto. Mis modales... –indicó Breen golpeándose de forma ligera el pecho– ella es Andrea Wells, mi compañera de piso.

— Imagino que serán muy unidas –habló Jorge tras dejar escapar unos segundos–. No cualquier persona trae a la compañera de piso a un evento tan importante.

Lo dicho desagradó a Breen, aunque no hizo más que tragar sin emitir respuesta al instante.

Según él era importante dicho evento porque costaba el dinero suficiente para que resultara todo menos barato, cuando para ellas no era nada aparte del cumpleaños de un viejo. Aunque claro Breen no podía sacar ante Jorge Olbert tales argumentos.

— Es como mi hermana, además mi compañera en el bufete.

— Oh, es abogada en Santander y Asociados.

Comentó con un matiz de asombro. De repente parecía que Andy tomaba un nuevo significado para él. Sin embargo, ella lo fue a negar (porque a la verdad era tan solo una asistente), pero en ese momento Lobo arribó a la mesa para sentarse junto a los dueños de la fiesta.

Entregó una bebida a Lina y saludó. Después, su futuro suegro retomó la palabra:

— Abogadas, me alegra que ambas nos acompañen esta noche. Disfruten: coman, beban, bailen. Por cierto, abogada Madrigal, quiero agendar una cita con usted. Necesito que nos reunamos a conversar en un entorno más tranquilo.

— Usted dígame, fecha y hora.

— Lo haré, señorita –dijo alzando su copa.

Mientras tanto, Lobo dentro de sí tenía claro dos cosas. Una: no le agradaba la idea de esa reunión entre Jorge y Breen, era sospechoso. Y dos: decir que Breen estaba bella era quedarse corto; ella estaba divina, majestuosa. Aquel vestido era una tentación para sus ojos que no aspiraban a más, salvo a mirar en su dirección.

Las chicas se despidieron, alegando que todavía no conocían cuál era su sitio para sentarse. Pues, extender la charla en aquella mesa no era algo que deseasen. Más bien todo lo contrario.

En la Trampa del Lobo (Completa) ✔Onde as histórias ganham vida. Descobre agora