Capítulo 47

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La boda se celebraría en el jardín de la nueva casa de los Mike-Jordan a las 6:00 de la tarde. Breen había acordado esperar por Lobo, sin embargo, en un ataque de paranoia, decidió que pediría un taxi y se marcharía sola. La idea de ir juntos, volver juntos y con Leo de por medio una vez más, le parecía excesiva.

Si bien durante esos tres días ellos se habían estado dedicando ciertas miradas en la empresa, mayormente en el horario de almuerzo, la oportunidad para hablar nunca se concretó. Lobo ocupaba su mente con lo relacionado al lanzamiento de Zaf-Wash y ella le daba vuelta a los asuntos que la aturdían cada vez más. A consecuencia de no ser únicamente Lobo quien le lanzara miradas, sino también Jorge Olbert. Él se había encargado de recordarle su trato con más de una expresión facial.

Breen tenía a su favor la visita de su hermana, por ende, dicho motivo serviría de excusa ideal para ausentarse los próximos días. Aunque, de momento, nada de lo concerniente a su acuerdo con Jorge era la prioridad. La boda lo era.

— ¡Bienvenida, Breen! –saludó Richi de primero.

Ver allí a Los Alborotadores era similar a reconectar con un pedacito de Kmarrú. El resto de entre ellos la saludó, menos la novia a la que todavía estaban preparando. Eicko y Aldo hicieron fila para propinar cumplidos a Breen sobre su particular atuendo: un lindo top en color naranja pálido, acompañado por un pantalón recto y zapatos de tacón. Su cabello lo llevaba suelto, alisado, y con look mojado. Por lo cual, los amigos de Lobo tenían razón al decirle que se veía impresionante, o que resaltaba, pues, incluso Leire usaba un vestido, así como la mayoría de las asistentes. Si bien valía destacar que la elección de Volcán había sido en color rojo, para levantar murmuraciones relacionadas con el enunciando: «quien viste de rojo en una boda es amante del novio».

Breen se rio divertida tras volverse parte de la broma. En efecto constató que más de una persona susurraba en la distancia viendo en dirección a la madrina de la boda. No obstante, se le esfumó la sonrisa cuando fue testigo de la llegada de Leo. Sintió que se tambaleaba a causa de lo que percibían sus ojos grises. Lobo llevando a Lina de la mano, haciendo gala de flamante pareja, en tanto se adentraban en el jardín.

Breen quería creer que alucinaba. ¿Por qué estaba Lina ahí?, pensó al tiempo en que daba media vuelta. A su paso, buscó dentro de su cartera el móvil y encontró varias llamadas perdidas de Lobo. Ella no tenía volumen puesto al teléfono, ni lo había visto en la última hora. Por consiguiente, maldijo en tono bajo yendo rumbo a uno de los baños a toda velocidad. Al entrar, pasó las manos por su cabello y se vio al espejo.

— Breen –Lobo daba golpecitos a la puerta–. Richi me dijo que está aquí.

Ella abrió, enfrentándolo con la mirada, sin darle espacio para entrar. Con todo, él caminó hacia adelante en busca de hacerla retroceder; lo consiguió y se adentró en el baño cerrando la puerta con gesto apresurado. Breen tomó distancia entes de hablar.

— ¿Qué hace aquí?

— Escucha: supo que asistiría a una boda por culpa de una distracción de Mauro. Se apareció en casa, vestida y con la intención de acompañarme. Te llamé, pero nunca contestaste –relató–. No pensé que estarías aquí..., perdón.

Mientras Breen experimentaba por primera vez el significado de ser la otra, Lobo meditaba en la mejor manera de pedirle que se fuera. Sin embargo, no contaba con el coraje para hacerlo. Quiso abrazarla, aunque ella rehuyó del contacto.

— Breen...

— No; si es que debe ser ella quien te acompañe, no yo. Yo soy la que debe permanecer oculta ¿no es así? Yo soy la que sobra aquí.

Lobo no agregó palabra, y al no hacerlo tampoco la desmintió. Su mirada dirigida al suelo delató aquello que la chica podía sospechar, y que no deseaba creer. A propósito de ello fue grande su ira al igual que su decepción.

En la Trampa del Lobo (Completa) ✔Where stories live. Discover now