Capítulo 78

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La cercanía de Breen y Leo no se vio frenada por causa de la lejanía de Lobo y la chica. En cambio, fue creciendo a consecuencia de que el niño conviviera con su padre. A su tío solía visitarlo sin falta los fines de semana, desde los viernes en la tarde. Mientras que los martes y jueves salía con Breen. A veces a tomar helado, al cine, o a cualquier parque para jugar.

Un jueves en concreto, Leo contaba a su amiga que recién había entrado en el equipo de fútbol de su escuela. Dicho logro representaba un enorme orgullo para el pequeño, que comenzaba a dejar atrás el pasado y cada parte de él que lo había limitado. Según su relato, Mauro se encontraba hinchado del orgullo. Y Lobo por supuesto. Ambos tenían planeado enseñarlo a desarrollar sus habilidades en el deporte, por ende, Leo comía ansias por iniciar sus clases con ellos.

— Pamela asegura que seré el capitán del equipo en algunos años.

— Yo tampoco lo dudo, vaquero.

Aseguró Breen y acarició los cabellos del niño. Él cabeceó, satisfecho con la conversación. Pidió que de camino a casa ella le comprase una paleta. Ese detalle que al inicio de conocerse los había unido se convirtió para Leo en una costumbre que no pensaba desechar. Porque le recordaba lo positivo de ese año que ya había transcurrido.

— Oye, Breen, ¿vendrás a mi cumpleaños?

— No puedo negarme, ¿o sí?

— ¡No! –exclamó sonriente.

— Descuida, ahí estaré.

Su índice punteó en la nariz de Leo. Él humedeció sus labios, en tanto cavilaba una de sus mayores prioridades. Deseaba que Carlota asistiera a su cumpleaños, considerando que el año anterior ni siquiera la conocía cuando se efectuó su celebración.

— ¿Podrá venir?

— Le diré, vaquero. Seguro necesitará saltarse un día de colegio, aunque supongo que eso lo hará gustosa.

— ¡Genial! –cerró puños al exclamar– Le contaré a Pamela tan pronto llegue a casa. Ella está preparando la lista de invitados, y casi toda la fiesta.

— ¿Pamela? ¿En serio? Creía que ya no era tu nana.

— No, Breen. Ya no tengo nana.

— No lo entiendo –apuntó confusa– ¿Ella te visita igual que yo?

— Sí. Viene a casa a menudo. A veces cocina para mi papá y para mí... luego yo me voy a mi cuarto y ella se queda conversando con mi papá por largo rato.

— ¿De verdad?

Leo asintió.

A Breen le resultaba sorpresivo. La chica elevó sus cejas, sopesando la información. ¿Pamela y Mauro, hablando? No lo había esperado, sin embargo, por lo visto lo vivido con la leucemia, la pérdida del donante, y la revelación de la paternidad de Mauro, habían conseguido acercar a la nana y a ricitos.

— Vaquero, creo que eres un pequeño cupido –observó divertida.

— ¿Qué es ser un cupido?

— Es... alguien que consigue unir a dos personas en el ámbito romántico.

— ¿Cómo novios?

— Exacto.

— ¿Crees que mi papá y Pamela son novios? –averiguó.

— Pues... si no lo son, creo que pronto lo serán.

Leo observó a Breen. Se recolocó sobre el asiento del parque antes de lanzar su siguiente pregunta. Misma que no obtuvo respuesta inmediata si no hasta en breves segundos después.

En la Trampa del Lobo (Completa) ✔Where stories live. Discover now