Unai Simon y Kepa Arrizabalaga habían sido amigos desde la infancia. Crecieron juntos en el País Vasco y se conocieron en el equipo local de fútbol. A pesar de que ambos eran porteros, nunca compitieron entre sí. En cambio, se apoyaron mutuamente en el campo y fuera de él.
Era el día de la final de la Champions League y el estadio de San Siro en Milán estaba lleno hasta la bandera. Los aficionados del Athletic Club y del Chelsea habían viajado desde España e Inglaterra para ver a sus equipos enfrentarse en la final más importante del fútbol europeo.
El ambiente era eléctrico, con cánticos y banderas en ambos lados del estadio. El Athletic Club había llegado a la final después de una sorprendente victoria en la semifinal contra el Bayern Munich, mientras que el Chelsea había vencido al Real Madrid en una eliminatoria muy disputada.
El partido comenzó con una gran intensidad, con ambos equipos presionando alto y buscando el gol desde el primer minuto. El Chelsea tenía la posesión del balón, pero el Athletic Club defendía con gran solidez y peligrosidad en los contrataques.
El primer gol del partido llegó en el minuto 27, después de un gran pase en profundidad de Toni Kroos que encontró a Kai Havertz en el área. El delantero alemán controló el balón con el pecho y lo mandó al fondo de la red con un gran remate de volea.
El Athletic Club no se rindió y continuó presionando, buscando el empate antes del descanso. En el minuto 39, llegó la oportunidad perfecta para los vascos, con un penalti a favor después de una falta de Rudiger sobre Iñaki Williams.
El encargado de lanzar el penalti fue el delantero Aritz Aduriz, que no falló desde los once metros y empató el partido justo antes del descanso.
La segunda mitad fue igual de emocionante que la primera, con ambos equipos creando oportunidades de gol. El Chelsea tuvo varias ocasiones claras, pero Unai Simón, el portero del Athletic Club, estuvo impecable bajo los palos.
El partido acabó en empate tras los 90 minutos reglamentarios y se tuvo que disputar una prórroga. Los jugadores estaban exhaustos y el cansancio se empezaba a notar en sus piernas.
El marcador no se movió en la prórroga y el partido se tuvo que decidir por penaltis. Los aficionados de ambos equipos estaban nerviosos, sabiendo que cualquier fallo podría costarles el título.
El Chelsea comenzó lanzando y marcó sus dos primeros penaltis, mientras que el Athletic Club falló el primero. Sin embargo, los vascos se recuperaron y marcaron los dos siguientes, mientras que el Chelsea falló uno de los suyos.
El marcador estaba 2-2 y el Athletic Club tenía la oportunidad de ganar la Champions League si marcaba el siguiente penalti. El encargado de lanzarlo fue Iñaki Williams, que había sido uno de los jugadores más destacados del partido.
Williams tomó impulso y lanzó el balón con fuerza hacia la portería del Chelsea. El portero Kepa Arrizabalaga adivinó la trayectoria del balón y se lanzó hacia su izquierda, pero el balón pasó rozando su mano y entró en la portería. Los jugadores del Athletic Club saltaron de alegría, sabiendo que habían hecho historia al ganar la Champions League.
La afición rojiblanca estalló en júbilo y los jugadores se abrazaron en el centro del campo, celebrando el triunfo. Unai Simón, el portero del Athletic Club, se acercó a Kepa Arrizabalaga, su compañero de selección y portero del Chelsea, que estaba desolado tras el fallo en el último penalti.
Después del partido, Unai decidió invitar a Kepa a tomar algo para celebrar. Se dirigió al hotel donde se alojaba el equipo visitante y preguntó por él. Cuando llegó a la habitación de Kepa, lo encontró acostado en la cama, mirando el techo con una expresión sombría en el rostro.
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𝑺𝒉𝒊𝒑𝒔 𝒇𝒖𝒕𝒃𝒐𝒍𝒊𝒔𝒕𝒂𝒔
Teen Fiction¿por qué el simple hecho de ser futbolista te hace ser heterosexual?
