Nayeon odia a los alfas puros. Para ella todos son unos idiotas esclavos de sus impulsos. Sus olores la marean, sus actitudes la irritan.
Realmente no es capaz de estar cerca de ellos mucho tiempo.
Las almas predestinadas son solo un mito. Pero Naye...
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¡Nayeon me sonrió, me buscó conversacion y miró mal a Sana cuando estaba conmigo!
Todo el fin de semana he parecido una tonta cachorra emocionada aún por el avance que había tenido con Nayeon.
¡Es que me pone feliz!
Mi loba está igual o incluso más contenta que yo, se siente viva y energética en mi pecho. Intento recordar la última vez que la sentí así. La respuesta es nunca, nunca había sentido a mi alfa tan presente.
Momo, Tzuyu, Sana, todos me preguntan que me tiene tan radiante.
Mi alma predestinada me tiene así de radiante.
Miro la selección de pasteles de la cafetería.
Me pregunto si le gustará un cheesecake de fresa. ¿Le gustaran las fresas con chocolate? Creo que hace poco la vi comer eso con su amiga. Quizá algún día pueda ofrecerle comerlas juntas. Aunque me gusta un poco más la comida salada. ¿Debería invitarla a almorzar? Quizá deba ingeniarmelas un poco más, ¿Y si piensa que la quiero hacer engordar?
—¿Algo en que la pueda ayudar? —el llamado de la empleada llama mi atención.
Creo que me quedé pensando mucho rato.
—Eh... Me da un vaso mediano de café con chocolate y un cheesecake de fresas. Los dos para llevar. —pido a la amable joven.
Ella me da una amplia sonrisa amable y anota mi pedido en un pequeño papel antes de darse la vuelta y pedirlo.
¿Debería dárselo yo misma esta vez? Cuando le hablé no fue tan dura como antes.
De camino al instituto sigo con ese debate interno. Puedo volver a pedirle el favor a su amiga (si no mal recuerdo es Jennie), pero puede resultarle molesto.
Bien, me acercaré yo.
Para mí suerte, está sentada en la misma mesa de siempre en el patio del lugar. Está sola.
Bien, ¡Esta vez no va a ser tan dura conmigo!
A una distancia considerablemente larga, ella parece notarme y me mira con una expresión indescifrable.
Siento nervios golpeándome, de repente mi corazón acelera su ritmo y siento sudor frío. No parece tener cara de querer tenerme cerca.
Suspiro e intento volver a tomar calor para acercarme a ella, pero cuando veo su expresión recuerdo una cosa.
No he usado los neutralizadores hoy.
Y de repente todas mis oportunidades de sentarme a conversar con ella se desmoronan frente a mi rostro.
—Em... Ten —extiendo lo que tengo en manos hacia ella—, de verdad me puso feliz que te haya gustado el otro día. Esta vez es un cheesecake de fre-...
