Cuando Akaza calculó mal cuánto tiempo le quedaba antes de que saliera el sol durante su pelea con el Pilar de la Llama, se vio obligado a retirarse antes de que pudiera convertirlo en un demonio, o matarlo. Kyojuro quedó gravemente herido y el cami...
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Fiel a su palabra, Kyojuro regresó a la finca de los Rengoku dos días después.
Había aprovechado la oportunidad para pasar por la Mansión de las Mariposas antes, para ver cómo estaba Tanjiro. El joven cazador de demonios aún estaba en un coma profundo después de su última pelea y Kocho no preveía que despertara antes de un mes por lo menos. Es posible que el veneno haya sido curado, pero aún así le había causado estragos en su cuerpo. El chico con cabeza de jabalí también estaba fuera de sí mientras que el rubio estaba bien. Kyojuro podía escuchar sus gritos mientras pasaba por la habitación donde le dijeron que Aoi lo ayudaba con su entrenamiento de recuperación. Las chicas eran despiadadas, pero era por su bien.
Uzui se había negado a quedarse en la finca, prefiriendo estar en su propia casa con sus esposas. Sin embargo, mantenían a Kocho actualizada con cartas regulares, lo que probablemente era lo único que impedía que el Pilar del Insecto fuera allí y lo arrastrara con ella.
"Hombres testarudos," seguía murmurando irritada mientras leía la carta que recibió cuando Kyojuro estaba allí. "Podría morirse si quiere, no me importa."
Pero sí le importaba y se aseguró de enviar un poco de medicina con su respuesta. Kyojuro se comportó de la mejor manera durante su estadía, pero eso no impidió que ella lo mirara mal de reojo. Supuso que también entraba en la categoría de "hombres testarudos" y por múltiples razones.
Nezuko, como su hermano, estaba profundamente dormida. De todos modos fue a verla y le habló como lo hizo con Tanjiro. En un impulso del momento, compartió sus esperanzas y temores sobre el giro de su relación con Akaza, sobre el cambio lento pero constante del demonio.
Le agradeció por abrirle los ojos.
Ella no movió un músculo ni reconoció sus palabras de ninguna manera, pero de alguna forma se sintió mejor después de decirle eso.
Regresó a su finca antes del final de la tarde, encontró a Senjuro absorto en pelar papas y no pudo resistir darle un susto. Su grito fue tan alto que algunos pájaros en los árboles cercanos de repente emprendieron vuelo y Kyojuro seguía riéndose mientras su hermano lo golpeaba repetidamente en venganza. Solo fue perdonado después de un abrazo y de haber pelado la mitad de las papas.
"¿Ya regresaste?" Shinjuro comentó cuando vino a cenar esa noche. "A este ritmo, sería mejor que nunca te fueras."
"Tenía algo que hacer en la zona. Volveré a patrullar mañana."
Su padre refunfuñó y volvió a su habitación.
"No ha estado tomando tanto alcohol estos días," susurró Senjuro mientras se iba. "Espero que siga así."
"Yo también," le contestó. "Yo también..."
A veces, echaba de menos esa figura paterna fuerte que era tan resplandeciente cuando era niño. Pero a algunas personas les ocurrían cosas que las cambiaban y no podía culparlo por eso.
